PAMPLONa - Uxue Barkos será elegida mañana presidenta del Gobierno de Navarra con el único rechazo de UPN y PPN. La abstención del PSN, defendida ayer por María Chivite ante su comité regional, posibilitará que solo un tercio del Parlamento -los 17 votos de regionalistas y populares- se oponga a la investidura de la próxima mandataria de la Comunidad Foral. Justo lo que Barkos se propuso desde la exitosa noche electoral del 24 de mayo y por lo que se ha esforzado durante estos casi dos meses que han transcurrido desde entonces.
Descartada desde el primer momento la posibilidad de que UPN y PPN facilitaran su elección, la líder de Geroa Bai ha puesto su empeño durante todo este tiempo en no excluir a nadie del cambio. Y dado que el PSN dejó claro desde el inicio de las conversaciones que no sumaría a ningún tipo de acuerdo en el que participara EH Bildu, Barkos sabía que a lo máximo que podía aspirar era a que los siete parlamentarios socialistas no rechazaran su elección. Es cierto que sus votos no son imprescindibles para la investidura -garantizada con el respaldo de Geroa Bai (9), EH Bildu (8), Podemos (7) e I-E (2)-, pero este posicionamiento neutral del PSN es recibido con indisimulada satisfacción por la inminente presidenta, convencida de que la formación de Chivite apoyará más de una iniciativa del Gobierno del cambio durante la legislatura.
Desde las pasadas elecciones, Barkos ha trabajado por conseguir que su Gobierno tenga el apoyo de 33 de los 50 parlamentarios, algo que ahora queda un poco más cerca después de la decisión del PSN de no obstaculizar su nombramiento como presidenta.
GOBIERNO PARA TODOS Precisamente esta será una de las ideas que Barkos subrayará en su discurso de investidura, en el que hará un llamamiento a todas las fuerzas parlamentarias para que ninguna de ellas se sienta excluida por su Gobierno.
La todavía candidata, que tendrá que dedicar parte de hoy domingo a redactar su intervención de mañana, explicará las líneas generales del acuerdo programático. Este se apoya en dos ejes: el impulso a las políticas sociales, por un lado, y la adopción de medidas para generar empleo y reactivar la economía, junto con la necesidad de aplicar otra política fiscal, por el otro.
También tiene intención de incidir en que se abre un nuevo tiempo político, que lleva aparejado el compromiso de trabajar para todos los navarros, sin las históricas exclusiones de los últimos gobiernos de UPN.
Asimismo, pondrá en valor tanto la capacidad de los integrantes del nuevo Ejecutivo, como el hecho de haberlo diseñado de tal manera que el Gobierno queda preservado de las tensiones que en los próximos cuatro años puedan surgir entre las fuerzas del cambio.