Bilbao - Cuando arrancó el debate soberanista en Catalunya, las filas de los dos bloques enfrentados, el independentista y el PP, parecían más compactos y unidos en torno a un objetivo claro y, aunque no se pueda ocultar que las posiciones de Unió albergan importantes matices con respecto a las de Convergència, las tensiones han sido por el momento menores que en los partidos que se sitúan entre los dos extremos, como el PSC, que se ha movido entre dos aguas, para por un lado evitar caer en el inmovilismo del Gobierno español, pero por otro, y sobre todo, para que no se interprete que quiere romper España. Las fricciones con la dirección del PSOE le han llevado a decantarse por no presentar ninguna iniciativa sin amarrarla antes con Rajoy. Se ha alejado del pacto por la consulta aunque Artur Mas defienda cauces legales y el PSC abogara en campaña por una consulta pactada con Madrid. El PSOE evita a nivel estatal que el PP lo identifique con los partidarios de la ruptura de España, y trata de proyectar una imagen de claridad de ideas, aunque se sucedan las críticas y fugas de militantes en el socialismo catalán. Esta misma semana, el secretario de Organización del PSE, Rodolfo Ares, zanjaba que entre los socialistas vascos no hay "debate interno", y que no se va a repetir la imagen del PSC. Sin embargo, no han tardado en surgir las voces que recuerdan los acuerdos de Loiola de 2006, encauzados por PNV, PSE y la izquierda abertzale en plena tregua, y rotos después por ETA, en los que se contemplaba el reconocimiento de la identidad del pueblo vasco y el respeto del Estado a las decisiones democráticas y tomadas en ausencia de violencia por la ciudadanía vasca.
Desde EH Bildu, Laura Mintegi acusaba anteayer al PSE de haber experimentado una involución en materia soberanista para plegarse al PSOE, mientras el secretario de los socialistas vascos de Araba, Txarli Prieto, matizaba ayer en Radio Euskadi que lo negociado en Loiola "no se puede sacar del contexto" y que, en cualquier caso, "lo que se estaba hablando en Loiola lo dinamitó ETA". "Loiola, por lo tanto, se quedó en nada", despachó. Prieto también quiso restar relevancia a las palabras de la exconsejera de Empleo y ahora militante de base del PSE, Gemma Zabaleta, quien defendió ayer en El Correo el derecho a decidir porque negarlo solo fabrica independentistas, puntualizó que ella votaría en contra de la secesión y que no apoya la autodeterminación, y recordó que el PSE defendió el derecho a decidir en Loiola. Estará en la cadena humana de Gure Esku Dago y en una charla de esa iniciativa ciudadana prevista para el martes, a la que también acudirá Ibarretxe.
De momento, no puede hablarse de división en el PSE, y los matices en el discurso pueden ser naturales en una fase tan embrionaria del debate. Zabaleta, además, es considerada un verso suelto del PSE en algunas cuestiones -apoyó a Chacón frente a Rubalcaba-. No obstante, en una entrevista con DNA en septiembre, Idoia Mendia no rechazó una consulta pactada y legal en Euskadi, aunque cargó contra el derecho a decidir.