Bilbao. De Academia de Policía a Academia de Policía y Emergencias del País Vasco. Éste es el cambio que, tras estar cocinándose prácticamente desde que Rodolfo Ares llegó a la Consejería de Interior, adquirió carta de naturaleza en el pleno del Parlamento Vasco del pasado 28 de junio. Los votos de PSE y PP posibilitaron la aprobación de una Ley de Seguridad Pública de Euskadi que, entre sus principales novedades, provocó el cambio de naturaleza de la Academia de Arkaute. Si nació en 1982 con el fin de formar a la Ertzaintza -desde 1992, también a la Policía Municipal-, ahora adquiere un cariz integral, acorde con la nueva ley, y ampliará su formación a los bomberos, efectivos de protección civil, servicios de atención de emergencias y personal de seguridad privada.
Es decir, se convierte en un centro formativo del conjunto de los servicios del sistema de seguridad pública. Una transformación que no ha sido recibida de buen grado en el seno de la Policía vasca, a tenor de las opiniones recogidas por DNA de sindicatos de distinto signo. La tesis es sencilla: si el servicio que ofrece Arkaute ya resulta escaso de por sí, y la formación continua de los ertzainas es una reivindicación histórica de las centrales, la apertura de sus puertas a otros colectivos no hará sino alejar aún más el objetivo original con el que fue creada: ofrecer a la Er-tzaintza "una buena formación, adecuada a su específica misión y permanentemente actualizada", según reza en su página web.
Las valoraciones recabadas son tan coincidentes que varios de los portavoces consultados señalaron que "Arkaute se tendría que duplicar para ofrecer el servicio que ahora se le presupone". Es el caso del portavoz de ErNE Roberto Seijo, en cuya opinión "se tendrían que hacer inversiones millonarias, a nivel de infraestructuras y del personal docente", para cumplir con las funciones de las que se va a dotar a la Academia. Toda vez que dichas inversiones no se van a producir, la previsión del sindicato mayoritario es que la situación actual "empeore".
Sobre todo porque los agentes sufren actualmente un "déficit formativo muy grande". De hecho, Seijo fue taxativo al afirmar que "nunca ha existido una formación continua en la Academia". Como ejemplo de esta precaria coyuntura, apuntó que "los ertzainas son los únicos funcionarios a los que se les obliga a euskaldunizarse pero no se les libera para ello". La consecuencia es que "hay ertzainas que han conseguido una plaza tras 15 años porque no tenían el perfil lingüístico exigido". Muy al contrario, explicaba que otros funcionarios de Osakidetza o Educación pueden estar un año liberados para conseguir dicho perfil.
Otro ejemplo: la Policía foral de Nafarroa dedica un 10% de la jornada anual de los agentes a una formación adecuada. La situación de la Ertzaintza es bien diferente. Según Seijo, "ningún Gobierno ha querido asignar nunca un número de horas a la formación. Es una demanda de hace muchos años, ya que debería haber un reciclaje" en materias como "el derecho, el manejo de las escopetas o la conducción de las motos". Muy al contrario, la inclusión de los servicios de emergencias en la oferta de Arkaute "anula prácticamente la formación que se da a la Ertzaintza y a las policías locales".
Visión integral La ampliación de la actividad de Arkaute del ámbito meramente policial al de emergencias y protección deriva de la "visión integral de la seguridad" defendida por Rodolfo Ares en el pleno del 28 de junio en la Cámara vasca, el último del actual periodo de sesiones. Dicho planteamiento también incluye los servicios de tráfico, seguridad vial y juegos y espectáculos, todos ellos vertebrados a través de la Ley de Seguridad Pública. En el transcurso del debate parlamentario, el consejero explicó que la Academia "seguirá siendo un organismo público" y que "en las tareas docentes no sólo contará con carácter permanente con el personal propio, sino también con personal de otras administraciones que puedan trabajar en comisión de servicios con investigadores o profesores universitarios".
Nada de esto parecía convencer a los portavoces sindicales consultados por este periódico. El portavoz de ELA Tomás Rodríguez dijo que "estos cambios van a ir en detrimento de la formación continua, que mucho me temo que va a ser muy escasa a partir de ahora". A su juicio, el modo de proceder de la Academia tampoco es el más efectivo. "La formación continua solo se da por el cambio de armas, y en un número de horas insuficiente", aseguraba. Añadía que, en todos estos años, "se ha dejado de lado este tipo de formación en aspectos como el derecho, la psicología, la sociología, el tráfico o la euskaldunización". La consecuencia, a su juicio, es que "si no se da una formación continua adecuada, el servicio que se ofrece a la ciudadanía no es el correcto".
Rodríguez iba más allá y desvelaba que en el Plan de Formación 2012, aprobado por el Consejo Rector de la Academia en enero de 2011, estaba prevista la convocatoria el pasado mes de mayo de sendos cursos de seguridad vial y rescate. "Ninguno se ha puesto en marcha, solo el de ascenso a comisario, que obedece más al interés político de dejar todo atado en la cadena de mando que a un interés de la Er-tzaintza", afirmaba.
El portavoz de la central abertzale añadía que la Academia está derivando además algunas clases fuera de sus muros. Explicaba que no se trata de formación continua propiamente dicha, sino de necesidades específicas que van surgiendo como la inmigración y la violencia doméstica y de género, que requieren de una especialización que se ha impartido en la base de Iurreta y en las macrocomisarías de Erandio y Oiartzun. "En lugar de hacer un curso específico en la Academia con una formación reglada, se imparte una pseudoformación en estos centros que tampoco sirve para nada, ya que no aporta ningún reconocimiento", concluía.
Déficit de formación Ya en el pleno en el que se dio vía libre a la Ley de Seguridad Pública se pudieron escuchar críticas como las del parlamentario del PNV Mikel Martínez, que denunció el "tufo centralizador" de la norma y reprochó a socialistas y populares su empeño en "crear una especie de macroacademia del mundo mundial que va a ser imposible de gestionar". Insistió en que "no hay dinero para pagar esto", pensando quizás en quién recibirá le herencia de este profundo cambio en la Academia. Martínez puso además en duda la utilidad de crear un cargo más, el de subdirector, y de otorgar a la directora de Arkaute, Elena Moreno, el rango de viceconsejera.
En lo que a las opiniones de los sindicatos se refiere, el secretario general de ESAN, Eneko Urkijo, afirmó que "si hay que hacer cursos para bomberos, que los hagan, pero en otro sitio. Arkaute se creó para formar a los ertzainas". Agregó que "existe un déficit muy grande en la formación continua de la Ertzaintza. Si no fuera así, se podría utilizar la Academia para otras cosas, pero ante esta carencia, que es gravísima, valoramos este paso muy negativamente. La Ertzaintza, como principal policía de Euskadi, debería estar formada, pero eso a día de hoy no ocurre". Por este motivo, según su parecer, el cambio que sobreviene "agravará la situación, ya que habrá menos personal y espacio físico. No decimos que esos otros cursos no sean necesarios, pero lo prioritario es formar a los ertzainas".
Por parte de Euspel, su presidente, Txutxi Castelo, valoró que los actuales responsables de Interior "quieren dejar su impronta en todo, para luego dar marcha atrás. Se ha visto en la nueva estructura de la Ertzaintza, que hace poco se modificó otra vez". Sobre el caso concreto de Arkaute, coincidió con el resto de centrales al asegurar que "hay una necesidad tremenda de formación en Seguridad Ciudadana. Básicamente, los únicos que reciben formación continua son los agentes de Protección, el resto pegan cuatro tiros y ya está". Como consecuencia de todo ello, Castelo se preguntó: "¿cómo van a hacer el trabajo que hacían antes -que no lo hacían- si ahora han añadido nuevas competencias?".
Patxi López y Rodolfo Ares, en el pasado Día de la Ertzaintza celebrado en Arkaute. Foto: Pablo Viñas