EL voto de los electores que acudan hoy a las urnas no vale lo mismo en todas las circunscripciones y su traducción en escaños depende de varios factores. El sistema electoral tiene algunas claves que se explican a continuación:

Pregunta 1

¿Cuántos diputados se eligen?

El Congreso se compone de 350 diputados que representan a 52 circunscripciones. El reparto de diputados se hace según la Ley Orgánica del Régimen Electoral General (LOREG): Ceuta y Melilla disponen de un diputado cada una, mientras que el resto de circunscripciones tienen asignados dos diputados como mínimo y el resto se reparten según la población empadronada.

Pregunta 2

¿Qué es la Ley D'Hondt?

Para empezar, en cada circunscripción se excluye primero a las candidaturas que no hayan obtenido el 3% de los votos válidos emitidos. Con el resto de las candidaturas, se ordenan de mayor a menor, en una columna, las cifras de votos obtenidos. Se divide el número de votos obtenidos por cada candidatura por 1, 2, 3, etc, hasta un número igual al de escaños correspondientes a la circunscripción. Los escaños se atribuyen a las candidaturas que obtengan los cocientes mayores, atendiendo a un orden decreciente. Imaginemos que en una provincia se reparten cinco diputados y hay tres partidos que han conseguido más del 3 % de los votos válidos emitidos. Hay que dividir el número de votos que ha obtenido cada partido por 1, 2, 3, 4 y 5. Tendríamos así quince cocientes, y de todos ellos los que obtienen escaño son los cinco cocientes más altos. Los escaños se asignan por orden, según los cocientes, de mayor a menor.

Pregunta 3

¿A quién beneficia el sistema?

Según los expertos consultados, podría mejorarse, porque sin duda los beneficiados son los partidos mayoritarios y los perjudicados, los pequeños. El profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Barcelona Josep María Reniú entiende que este método fuera el elegido en su momento para garantizar gobiernos fuertes en la aún joven democracia española, pero ahora, insiste, no es el adecuado.

Asegura, por ejemplo, que da con facilidad mayorías absolutas y, aunque esto no pase, el partido ganador concentra el poder suficiente para no tener que necesitar mucho a los demás a la hora de sacar adelante iniciativas en el Congreso. La profesora de Derecho Constitucional de la UNED María Acracia Núñez admite que el sistema no es perfecto pero es "menos malo" que otros como el proporcional directo, que se usa en Reino Unido, en el que sólo obtiene representación el que más votos tiene en cada circunscripción.

Reconoce, no obstante, que los grandes son los mejor parados de este sistema y señala a IU y a UPyD como los mayores perjudicados. Ambas formaciones, explica, concentran muchos votos en el conjunto del país, pero como los escaños se atribuyen por circunscripciones esos apoyos se dispersan. Por eso no consiguen en la mayoría de las provincias el porcentaje mínimo de representación para optar a un diputado.

Tampoco les benefician los votos en blanco, porque son considerados válidos para hallar el porcentaje mínimo del 3 % y eso hace que después sean necesarios muchos más votos para cada escaño. Mientras, otros partidos que concentran sus votos en pocas circunscripciones consiguen más representación pese a tener menos apoyos en el conjunto del Estado. Un ejemplo. En las elecciones de 2008, IU consiguió el 3,81% de los votos en el conjunto del país, pero sólo obtuvo el escaño de Gaspar Llamazares por Madrid. Mientras, ERC obtuvo el 1,14% de los votos en el conjunto del Estado, pero al conseguir porcentajes más elevados en las circunscripciones en las que se presentaba en Cataluña logró tres escaños -dos en Barcelona, con el 6,62% de los votos, y uno en Girona, con el 13,22%-.

Pregunta 4

¿Cómo inciden el voto nulo y la abstención?

Si el voto en blanco -el que se ejecuta sin introducir papeleta en el sobre o sin marcarla en el caso del voto para el Senado- computa en el recuento como voto válido, por lo que perjudica a los minoritarios al elevar el número de votos necesario para alcanzar el 3% preceptivo, el voto nulo no computa como válido en el recuento. A los efectos, ni perjudica ni beneficia directamente a ninguna formación, aunque indirectamente se entiende que permite mantener la hegemonía de las grandes formaciones. Se ejecuta introduciendo una papeleta o un sobre no oficial o deteriorada de algún modo.

Lo mismo ocurre con la abstención. No ir a votar, obviamente, no computa en el recuento y no incide en el escrutinio. Pero la abstención también tiene color político, fundamentalmente de izquierdas, por lo que, como criterio general, se entiende que cuanto mayor es la abstención peores resultados cosecharán las formaciones de ese espectro ideológico.

El coste del escaño

Las provincias "infladas"

El hecho de que se dé a cada provincia un mínimo de dos diputados hace que las menos pobladas estén sobrerrepresentadas, lo que tampoco ayuda, en opinión de los expertos, a mantener la proporcionalidad. Así, si Barcelona tiene un censo de 4.027.998 personas que eligen a 31 diputados, esta provincia tiene un representante en el Congreso por cada 129.255 electores, mientras que en Guadalajara, con tres escaños y un censo de 179.538 personas, hay un escaño por cada 25.648 electores. Reniú explica a Efe que al final, este sistema lleva a que el Congreso esté siempre copado, en el entorno del 80%, por los dos partidos mayoritarios.

Y una reflexión

El bipartidismo imbatible

Bipartidismo en número de escaños existe desde 1982, cuando PSOE y AP sumaron 309 escaños. Sin embargo, el bipartidismo como posibilidad de alternancia real en el poder no existió de hecho en España hasta que José María Aznar llegó al frente del PP y lo llevó a La Moncloa en 1996. Es lo que defiende Ricardo Montoro, catedrático de Sociología de la Universidad Autónoma de Madrid y expresidente del Centro de Investigaciones Sociológicas.

Montoro recuerda que "sistemáticamente" el 80% de los 25 millones de votantes apoyan a uno de los dos grandes partidos y, puesto que esto es así, se pregunta qué sentido tendría reformar, como piden IU y UPyD, la ley electoral para dar un mayor protagonismo a los partidos que, como ellos, se presentan en todas las circunscripciones. Las encuestas apuntan además a que el crecimiento que esperan IU y UPyD en las urnas procederá de la dispersión del voto socialista, especialmente hacia el partido que dirige Cayo Lara.

"No hay voto útil en la izquierda", es decir, que el PSOE puede perder votos hacia IU pero no ocurre al revés. Es lo que opina Fernando Vallespín, también expresidente del CIS y catedrático de Ciencia Política de la Autónoma de Madrid quien considera que el voto útil es patrimonio del PP porque tiene un voto muy fiel, salvo en Cataluña y País Vasco, por la presencia de CiU y PNV.