cracovia. Frente a las protestas que en días pasados se produjeron en la misma Cracovia por la iniciativa de sepultar al matrimonio Kaczynski en el Wawel, el Olimpo polaco, ayer no se escuchó ni una sola voz contraria. Es más, los representantes de medios polacos considerados cercanos a los gobernantes liberales, como la cadena privada de televisión TVN24, sufrieron el acoso por parte de los seguidores incondicionales de los gemelos Kaczynski y su partido de Ley y Justicia.
La ceremonia fue oficiada por el cardenal y antiguo secretario personal de Juan Pablo II, Stanislaw Dziwisz, quien comenz+ó con un mensaje de reconciliación dirigido al presidente ruso, Dimitri Medvedev, uno de los pocos líderes mundiales que pudieron acudir en persona al funeral. El cardenal Dziwisz aprovechó para dar una cordial bienvenida a Medvedev, a quien le señaló que "esta tragedia deber ser una fuerza para el acercamiento y la reconciliación" entre Rusia y Polonia tras la tragedia de la II Guerra Mundial.
Kaczynski, precisamente, volaba hacia Smolensk (Rusia) en el momento del accidente para acudir a una conmemoración del 70 aniversario de una masacre de militares polacos por las fuerzas de la URSS en el bosque de Katyn.
En los aledaños de la basílica, más de 40.000 personas seguían la misa a través de las pantallas dispuestas en la Plaza del Mercado. Otros 50.000 polacos han seguido la ceremonia en sus pantallas de televisión, según informó el portavoz policial, Mariusz Sokoloswi, al diario polaco The News.
A continuación, el arzobispo y nuncio apostólico en Polonia, Jozef Kowalczyk, procedió a leer una homilía redactada por el cardenal y ex secretario de Estado vaticano, Angelo Sodano, cuya asistencia se vio igualmente imposibilitada por la nube de cenizas.
Entre los aplausos de la multitud, los dos féretros fueron finalmente trasladados a través de las calles de Cracovia hasta la cripta catedralicia del castillo de Wawel, lugar de reposo de los reyes polacos y de héroes nacionales. Con el tañido de la inmensa campana de Segismundo la multitud irrumpió en aplausos y gritos de agradecimiento al fallecido presidente, dando así la ceremonia por concluida.