parió la abuela. Pablo Iglesias deja la Vicepresidencia del Gobierno -con las vueltas que dimos para llegar hasta ahí- para liderar la candidatura de Unidas Podemos en la Comunidad de Madrid. Si parpadea se lo pierde, gol en Las Gaunas, tengo serias dudas de que alguna última hora de la política ibérica no deje viejo este texto antes de su publicación. Isabel Díaz Ayuso, con esa meteórica capacidad de adaptación que gasta, ya ha rehecho su mantra de campaña: el socialismo o libertad ha mutado en comunismo o libertad. "España me debe una, hemos sacado a Pablo Iglesias de La Moncloa", proclama la lideresa del PP. Mientras tanto, en Ferraz, se duelen: no sabían nada de las intenciones de su socio de Gobierno, afirman. Hay quien ve en este movimiento un futuro alivio a las tensiones perennes entre Sánchez e Iglesias en el Gobierno; hay quien ve el augurio de urnas a medio plazo. Ciudadanos, mientras tanto, paga los platos rotos de la pandemia de mociones de censura de la semana pasada. Casi no ha dado tiempo a analizar lo que está pasando con Ciudadanos, fundado en 2006, dio el salto en 2008 a la palestra estatal, rozó en 2019 la entrada al Gobierno para iniciar el hundimiento sin paliativos ese mismo año. Ríete tú de Juego de Tronos, House of Cards, Borgen, El Príncipe y El Padrino.