ánico pepero. Seísmo de grado 8 en los cimientos del tinglado. Amagos de infarto en el club de golf. Luis el cabrón ha decidido hacer honor a su apodo y tirar de la manta. El partido le había prometido inmunidad después de comerse el marrón y ahora resulta que su mujer va a ir al talego. Que es incumplir lo acordado, dice. Claro. Qué pensaba. Nunca hay que fiarse de la familia de los genoveses.

Así que Bárcenas enseña la patita desembuchando que el partido se ha financiado ilegalmente, que recibía donaciones de grandes empresas a cambio de adjudicaciones públicas y que parte de esa pasta se destinaba a repartirla entre los miembros VIP de la pandilla. O sea, que el PP está podrido hasta los tuétanos desde su fundación y que el excremento salpica a casi todos, ex presidentes del Gobierno incluidos. ¡Bum!

Maitines en Génova. Gabinete de crisis. A ver quién es el guapo que sale ahora a la palestra a dar la cara con la que está cayendo. Rápido. Alguien que no tenga más remedio que devolver favores. Que así es como funciona la familia. ¿Y aquél que tuvimos que enchufar en Segovia? ¿Maroto? Ése.

Y allá ha ido el bueno de Javier, lanzado a los pies de los caballos. A ser posible, que lea el argumentario sin trastabillarse mucho. Sin que se note mucho el sonrojo. Y con cara de cemento, eso es lo más importante. La verdad es que ha sido un acierto. Acostumbrado a papelones similares, el elegido saca la basura con rutinaria diligencia. Sin pestañear. "Fue una época pasada". "No opinamos de la estrategia de un preso". Que me tengo que ir que se me queman las croquetas.

Y nada, vuelta al chalé a defender con denuedo los intereses de los segovianos. Gracias de nuevo por los servicios prestados, Javier. Está claro que te aguarda una dilatada trayectoria política. Sin duda, uno de los nuestros.