iete paradas, siete, para frustrar el triunfo del Barcelona y elevar la moral del Alavés. Solo Griezmann pudo superar a Pacheco, en una ocasión, pero ni Messi ni Ansu Fati ni el resto de la glamurosa plantilla culé fue capaz de sobreponerse a la mejor versión del santo que lleva velando por la portería del Alavés durante las últimas seis temporadas.

Después de asistir a su particular recital de paradas, me preguntaban algunos amigos cómo era posible que ningún club más potente se lo haya llevado. Pues porque el Alavés no ha accedido a negociar y porque, a veces, los ojeadores se fijan más en aspectos accesorios (solo mide 1,86 metros) que en su ascendencia sobre el juego.

Aparte de su soberbia actuación hay que destacar lo listo que estuvo Luis Rioja para desbaratar a Neto y la piña solidarioa que formaron los discípulos de Machín una vez consumada la expulsión de Jota y a medida que la tropa de Koeman tocaba a rebato. En fin, que el Alavés empieza a sumar puntos y a creer en sí mismo, que no es poco avance vistas las enormes dudas vividas al comienzo de la temporada.

El Araski y el Zaragoza rizaron el rizo con el coronavirus. Ya se habían suspendido y aplazado partidos antes por la detección de casos en diferentes equipos, pero lo sucedido el domingo en el polideportivo de Mendizorroza roza el esperpento. Los resultados de las pruebas PCR a las que había sido sometida una jugadora del equipo aragonés con su selección llegaron a Vitoria con el partido ya empezado y con un posible positivo. Pues ¡hala!, a suspenderlo que igual no teníamos que haber empezado a jugar. No sé yo para qué se hacen pruebas antes de los partidos si luego no se espera a conocer los resultados. Ayer se confirmó que el positivo era falso pero ¿y si no? ¿Todo el Araski, el Zaragoza y los árbitros confinados por entrar en contacto con un contagiado? ¿Y el público? ¿y los empleados del polideportivo? ¿y el chófer del autobús? Me suena a chapuza.

La maratoniana semana del Baskonia se ha saldado con dos triunfos (Manresa y Gran Canaria) y una derrota (Barcelona). El primer partido respondió a la lógica diferenencia de potencial (87-68), el segundo demostró que lo imposible es posible (Ivanovic, dixit) y el tercero, aunque se ganó, sirvió para evidenciar que el equipo es demasiado corto para compaginar con éxito la Liga ACB y la Euroliga. Se antoja muy necesario al menos un fichaje más para no exprimir en exceso a los jugadores actuales una vez comprobado que los jóvenes no saben o no pueden dar ese paso adelante que se les había pedido cuando se confeccionó la plantilla.

La consecuencia de seguir forzando la máquina puede ser un agotamiento progresivo y masivo que impida competir por los títulos cuando lleguen los momentos más calientes de la temporada. O se ficha pronto o se empieza a asumir de una vez por todas que hay que otorgar relevancia a los canteranos aún a costa de perder ciertos partidos.

Decían los pronósticos que la etapa del temible Angliru iba a disipar muchas dudas en esta Vuelta. Las rampas del puerto asturiano determinarían con quién y con quién no había que contar para el triunfo final. Pues bien, tuvo un efecto contrario. El británico Hugh Carthy se suma a la pelea con Carapaz, Roglic y Martin, todos en un pañuelo de 35 segundos. Del resto, solo Enric Mas se mantiene con opciones, a 1:50 del líder.