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La generación Ni-Ni

El fin de semana o puente de la Inmaculada suele ser en nuestra casa el tiempo que lo dedicamos a poner la Navidad adornando el abeto que tenemos fuera y colocando diversos adornos, Olentzero incluido, en diversos puntos de la fachada de la casa familiar para así, además de nuestra propia satisfacción, alegrar a los vecinos y especialmente a los Niños que miran al abeto con ojos de ilusión. En fin, soy un sensible, un moñas como dice un amigo, y la cosa, con la edad, va “a pior”.

Pues bien, en esta época donde se multiplican actos de solidaridad, algunos de solidaridad impostada que diría yo, rifas y sorteos para recaudar fondos para fines bienintencionados, iniciativas colaborativas y conciertos para situar diferentes problemáticas en la agenda socio-política y visibilizar iniciativas que a lo largo del año pasan totalmente desapercibidas para la población, es en este momento donde quisiera sacar la palestra la delicada situación que vive el tejido asociativo y la sociedad civil en su conjunto que, a la postre, es una forma de solidaridad y trabajo colaborativo.

El tejido asociativo vasco y con ello, infinidad de iniciativas, actos, actuaciones, ferias, grupos musicales, celebraciones deportivas, infantiles, etc. penden de un hilo o, mejor dicho, penden en muchos de los casos de una o un par de personas que son las que llevan el peso de todo, durante muchísimos años y, lo que es peor, sin relevo generacional alguno en el horizonte.

En el sector agrario, arrimando el agua a nuestro molino, ocurre otro tanto de lo mismo y así, no es raro ver cómo asociaciones, cooperativas, sindicatos y demás fauna del universo agrario, dependen del trabajo desinteresado de unas pocas personas que dedican parte de su tiempo y su saber a cuestiones, tareas y demás labores que van más allá de la verja de su explotación para además, en la mayoría de los casos, recibir el silencio indiferente de las personas afectadas y algunos casos, peor aún, recibir su crítica.

La situación, con el tiempo, no mejora, empeora diría yo, puesto que la gente joven, las nuevas generaciones, quizás pensando que todo el mundo asociativo es prácticamente inútil para sus intereses y necesidades del día a día, además de que su trabajo es fácilmente sustituible por una consulta en internet, un toque a la Inteligencia Artificial o por un chateo salvaje en los grupos que pululan por las redes sociales, estas nuevas generaciones pasan olímpicamente de implicarse, de comprometerse y en definitiva, de dedicar parte de su tiempo o estrujar su mente a algo que no sea, total y exclusivamente, de su interés particular.

Es esa generación que yo paso a definir los Ni-Ni aunque, le aclaro que no me refiero a aquellas personas jóvenes que Ni tienen estudios Ni trabajan, si no aquellas personas que sólo y exclusivamente se mueven por aquello que le afecta a él, a Ni (yo, en euskara). Por ello, bien podríamos hablar de una generación denominada Ni-Ni o Yo-Yo, dependiendo del idioma en que usted se exprese.

La generación Ni-Ni (yo-yo) piensa que sólo importan y por ello, que sólo debe dedicarse a aquello que le afecta a Ni (yo) y por ello evita comprometerse con Ningún grupo, asociación, sindicato u organización que analice la problemática, situación o necesidad de otros muchos Nis que tienen una situación similar, que se asesore con servicios técnicos-jurídicos o de otra cualquier índole, que contraste las propuestas con otra gente, redacte la propuesta final, la presente ante la institución, autoridad o entidad competente en la materia, o en su caso, ante el conjunto de la sociedad que rodea a éste Ni concreto pero también a los otros cientos o miles de Nis, presione donde haya que presionar y finalmente, en caso de que la propuesta prospere, agradecer y reconocer, o en su caso, en caso de que la propuesta decaiga, protestar, rehacer la propuesta y volver a pelear.

La generación Ni-Ni (yo-yo) piensa que todo esto es muy complicado, que no merece la pena Ni el esfuerzo Ni el tiempo dedicado a lo colectivo, al bien común o dicho más sencillamente, a lo que atañe a otras gentes como él. No, es más sencillo, cegarse ante las pantallas, mirar y remirar fotos y vídeos superllamativos y protestar, a su modo, sin haber dedicado Ni un solo minuto a buscar la solución. ¿Para qué? Para eso están los mayores, los de siempre, esos que están aferrados al sillón de mando, que hablan de relevo generacional pero que probablemente prefieren que no la haya. En fin, una retahíla de excusas para no comprometerse con nada Ni con nadie.

¿Eres tú uno de la generación Ni-Ni? Adelante, comprométete, los otros de tu misma generación te necesitan.

P.D.: Si tras leer esta filípica, usted piensa que lo aquí narrado es una cuestión exclusiva de la juventud, siento defraudarle, la generación Ni-Ni (yo-yo), no entiende de edades y lamentablemente, afecta al conjunto de la población.