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Pantalla plana

Carlos Marcos

Dani Martínez Osborne Gemio

Dani Martínez Osborne GemioTelecinco

Otro programa en Tele 5 que retrocede a los años 90, con sus cámaras ocultas, sorprendidos anónimos en el público y un título que suena tan pomposo como irrelevante, a marca blanca de la televisión: La noche del gran show.

Al verlo por primera vez (bueno, y por segunda y tercera) tuve la sensación de que era un programa hecho a la medida de Bertín Osborne (muy al estilo de lo que hace en Canal Sur), pero que al aceptar lo de Tu cara me suena en la competencia, han tenido que rectificar y ha acabado allí Dani Martínez haciendo lo mismo que tuvo que dejar de hacer cuando en Mediaset le cancelaron Martínez y hermanos. Hasta el hecho de que el programa (adaptación de un formato británico) se grabe en un teatro de Sevilla me resulta sospechoso.

Y al verlo esas primera veces he tenido también la sensación de que, aunque Martínez es lo mejor que le ha pasado al programa, se trata de un formato impersonal -muy de marca blanca como su título- con secciones inconexas que van apareciendo a modo de batiburrillo, invitados fingiendo que no saben lo que va a pasar y mucho corte de edición sin importar el resultado. El típico show de Bertín Osborne, vamos.  

La cosa arranca con una actuación verbenera de un minuto, se larga a una cámara oculta en la que la persona acabará en el escenario como invitado sorpresa, sigue con un karaoke en el que alguien (grabado otra vez con cámara oculta en una noche loca) acaba haciendo los coros en diferido a un cantante famoso y tiene su momento estrella cuando otro invitado famoso presta su móvil al presentador para que le cotillee las fotos y le ponga en un aprieto enviando en su nombre un mensaje absurdo o sonrojante a sus contactos para dar a conocer sus reacciones. El problema es que, aunque casi siempre van actores, peca de estar preparadísimo, desde las fotos mostradas a las reacciones de sus contactos y, al verlo, es inevitable la coletilla del “No lo sé Rick, parece falso”.

Así que, al final, la sección más divertida es El concurso de medianoche, una especie de camarote de los hermanos Marx donde Dani Martínez y su equipo se cuelan en la casa de alguien para despertarlo de madrugada para que participe en un improvisado concurso con la promesa de un deseado premio: si gana, le dejarán seguir durmiendo y se largarán por donde han entrado. Es la cosa más surrealista y divertida de la tele que, motivos obvios, funciona mejor cuando el allanamiento es a la casa/la cama de un famoso, que con alguien anónimo, pero todo suma. Aun así, es la sección más divertida y surrealista y la que saca lo mejor de Martínez, a quien parece que le faltan invitados porque ya en el segundo programa tiró de su hermano, a quien también vimos en el estreno.  

En definitiva, La noche del gran show es una especie de show sin pretensiones de Bertín Osborne con sorpresas al estilo Isabel Gemio presentado por Dani Martínez e interrumpido a todas horas por muchos anuncios. Pura tele noventera.