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El más sentido agur a Xabier Añua

Un pionero del baloncesto y ferviente amante del jazz que deja una huella imborrable en Vitoria-Gasteiz

El más sentido agur a Xabier AñuaCedida

Hace dos viernes recibí uno de esos mensajes que no quieres recibir nunca. Me escribía su hermano Mikel para informarme del fallecimiento de Xabier Añua, un histórico del deporte de la canasta en Vitoria, y en otras muchas partes del mundo.

Hay miles de artículos, entrevistas y reportajes del gran Xabier repartidos por todo internet, algo lógico tras una extensísima vida vinculada al baloncesto y a la música, pero yo hoy he querido escribir estas líneas como homenaje a una grandísima persona por la que siempre he sentido una admiración y respeto enormes.

Cualquier persona que haya podido conocer y disfrutar con Xabier coincidirá conmigo en que se trataba de una persona noble, cercana, amigable, divertida…, con la que podías sentarte a hablar y, a los dos minutos, sentir que te conocías de toda la vida y que solo querías escuchar sus miles de anécdotas.

Xabier Añua, un histórico del baloncesto alavésDNA

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En mi caso personal, aunque cuando su prima Pilar tuvo a bien traerme al mundo él ya estaba entrenando en Barcelona, es a mediados de los años 80 cuando empiezo a tener realmente constancia de él en términos baloncestísticos.

Y creo que, para muchos aficionados cincuentones como yo, hubo un momento especial en esos años y en el pabellón de Mendizorrotza que hizo que nos aficionáramos al maravilloso deporte del baloncesto para siempre.

Me refiero a aquel equipo dirigido por Xabier Añua, con Essie Hollis, Pablo Laso, Josean Querejeta, Alberto Ortega, Iñaki Garaialde, Terry White y demás compañeros, que ganó el Trofeo Asociación.

Todo el mundo habla de ese primer título que abrió las puertas de Europa para el Baskonia, pero además creo que abrió los ojos a muchos jóvenes que recibimos una primera dosis altamente infectiva de baloncesto en nuestras venas. Ya ha llovido…

Pero, a pesar de esa gran cita, es en los últimos años cuando más hemos coincidido: en tertulias de radio, en eventos deportivos, en cenas y, aunque suene paradójico, en algún partido.

Porque Xabier llegó a un momento en que se ponía tan nervioso viendo los partidos de su Baskonia querido que los tenía que grabar para verlos posteriormente sabiendo el resultado.

Coincidir con él en cualquiera de estos lugares era ser absorbido literalmente por sus vivencias. Toda una vida sujeta a recuerdos, anécdotas y sucedidos que él contaba con una destreza maravillosa. Ese tipo de personas a las que nadie en la mesa se quería atrever a interrumpir.

Situaciones vividas en una época muy distinta, en equipos que no tenían nada que ver con los actuales en cuanto a la profesionalidad de los mismos, capacidad económica, etc., pero con las que siempre conseguía sacarnos una sonrisa.

Guardo un grandísimo recuerdo de esas divertidísimas cenas de las que disfrutamos hasta hace bien poco con él, con su mujer Maite, con Sanchón, con Joseba, con Igor, con mi madre… ¿Os podéis imaginar cuánto baloncesto había en esa mesa?

Era buenísimo cómo podíamos estar hablando del primer americano que fichó el Kas, para seguido saltar al descanso de la final de la Recopa, cuando Ramón Rivas le “invitó” a Marcelo Nicola a mejorar su juego si quería seguir vivo en este mundo, y volver al Frontón Vitoriano para contar cómo inventaron para momentos puntuales el baloncesto-frontón, técnica que consistía en aprovechar cuando el árbitro no veía (que en aquel entonces solo había uno) para hacer un pase a un compañero del equipo no directamente, sino rebotando el balón en la pared del frontón. Creo que Pepe Laso puede dar buena fe de ello…

O también cómo Xabier aprovechaba los numerosos partidos que veía por Argentina en sus numerosos viajes para mandar información a la secretaría técnica del Baskonia y que se pudiera fichar jugadores de aquel país.

Xabier fue en su momento presidente de la Asociación de Entrenadores, algo que hizo que mucha gente, tanto aquí como en Argentina, le tuviera un cariño especial e hiciera grandes amigos, algunos de los cuales le avisaban de las virtudes de ciertos jóvenes que empezaban a despuntar, como en su día Marcelo Nicola y Walter Guiñazú, por ejemplo. Ellos fueron los primeros argentinos que desembarcaron en Vitoria, de una larga lista de jugadores de lo mejor del mundo.

En esas conversaciones con Xabier, muchos eran los comentarios sobre chavales de 14-16 años desconocidos por mí, que unos años más tarde veías jugando en ACB o incluso Euroliga.

Más allá del basket

Pero Xabier Añua no tuvo únicamente en el baloncesto una de sus pasiones. También la tuvo con la música, y en concreto con el jazz. Él estudió en el Liceo Francés de Pau (Francia), un país donde el jazz estaba mucho más presente que por nuestras tierras.

De sus viajes a Francia llegaron a Vitoria los primeros discos de jóvenes que empezaban en el mundo del jazz, como Miles Davis, John Coltrane o Ella Fitzgerald. Esos discos aterrizaron en la tienda familiar que los Añua, en concreto sus padres, regentaban en la calle Diputación, y en la que se distribuían productos de la conocida marca Philips, y también en su propia casa.

Con su hermano Iñaki (que por aquel entonces tendría 8-10 años) empezaron a escuchar a los grandes mitos del jazz de aquella época, algo que fue cautivando a ambos, y que a Iñaki le despertó tal curiosidad que continuamente le pedía que trajera más discos de Francia.

Homenaje a Iñaki Añúa, responsable del Festival de Jazz de Vitoria

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En la tienda familiar empezaron a vender discos de jazz y a hacer reuniones de jazz y de basket en una sala interior de la tienda. Con su amigo Luis Abaitua uniéndose a la causa musical, llegó el primer programa de radio en Radio Vitoria, con el que empezó una larga andadura en los medios de comunicación, algo que ha mantenido hasta hace bien poco.

Ese gusanillo por el jazz los cautivó y acabó convirtiéndose en la dirección del Festival de Jazz de Vitoria-Gasteiz por parte de Iñaki durante cuatro décadas, llegando a ser considerado como uno de los tres mejores festivales de Europa (junto con Montreux, en Suiza, y Mar del Norte, en Róterdam) y uno de los diez mejores festivales de jazz del mundo de aquella época.

Pero realmente Iñaki entró en la dirección del Festival de Jazz de Vitoria-Gasteiz en la 3.ª edición, puesto que las dos primeras las organizó el difunto Iñaki Polo, en concreto en el polideportivo de Landázuri, ubicado justo debajo de la casa donde vivieron los Añua en aquellos años.

Tras las dos primeras ediciones, Iñaki crea la Asociación Festival de Jazz, entidad que gestiona y organiza el festival desde entonces, el cual ya llega al pabellón de Mendizorrotza, su ubicación habitual desde aquel momento y por el que han pasado las grandes estrellas mundiales del jazz.

Cuando en julio del 71 fallece Louis Armstrong, Iñaki decora el escaparate de la tienda familiar con discos del artista, a modo de homenaje. Una tienda que se estaba convirtiendo en el epicentro de la música y del basket de nuestra ciudad.

Y es precisamente en la tienda Philips-Añua donde nacen más anécdotas. Porque, precisamente, la tienda familiar, que fue incluso patrocinadora del equipo de baloncesto de mediados de los 50 a través de la marca de electrónica holandesa, era la distribuidora oficial de sus productos de vídeo y audio.

Pionero en los banquillos

Hay un momento en que Xabier, que llegaba de vuelta tras su paso por los Knicks de Nueva York, traía en la cabeza muchas de las experiencias aprendidas por tierras americanas, mucho más avanzados en técnica, táctica y gestión que los clubes nacionales.

Esos meses de mayo-junio del 68, cogió al Corazonistas de minibasket, que había ganado la fase de sector y que tenía un mes para prepararse para el Campeonato de España. Xabier cogió al equipo, puso a un jovencísimo Juan Pinedo de ayudante, les enseñó nuevas defensas, nueva técnica individual y otra serie de artes que los rivales no habían visto en la vida, y conlas que ganaron el Campeonato de España.

Una joven Xabier Añua, en acción con el Philips de Vitoria-Gasteiz en la década de los 50

Y de ahí es de donde salta al banquillo del F. C. Barcelona en la temporada siguiente. Xabier sigue siendo pionero en múltiples facetas y pide, en un momento de la temporada, a su hermano Mikel que le grabe un partido. En concreto, un Barcelona-Real Madrid, entonces entrenado por Ferrándiz, y que se disputó en un recién inaugurado Palau Blaugrana, en lo que seguramente fuera una de las primeras (si no la primera) grabaciones en vídeo de un rival.

Evidentemente, esa grabación se hizo con la particular tecnología Philips de finales de los 60, material recogido de la tienda familiar, y con la que Xabier pudo repasar el partido y estudiar mucho mejor al eterno rival. Esto ya era algo habitual en USA y, en concreto, en los Knicks, pero era totalmente desconocido en nuestro país.

Su visión pionera abrió también otro camino, puesto que, a pesar de ser el entrenador del primer equipo catalán, quiso reforzar el equipo júnior culé con vistas a nutrirse de él cuando el primer equipo necesitara cualquier refuerzo.

Y qué mejor que hacerlo con figuras emergentes del baloncesto alavés, bien conocidas por Añua. Así, Michel Solabarrieta, Antero Estibález y Javi Buesa fueron los elegidos para reforzar el equipo júnior, algo también novedoso en la época y, por supuesto, en Álava.

Como podéis observar, la vida de Xabier da no solo para un artículo, sino para mucho más. Es interminable la lista de situaciones en las que demostró tanta visión de futuro que puede ser catalogado como un gran pionero del baloncesto y la música en Vitoria.

Siempre se sintió muy satisfecho —y es algo reconocido por ambos— por haber hecho debutar a un jovencísimo Pablo Laso con 16 años en la competición nacional, una apuesta arriesgada en su momento, pero que se convirtió en una gran decisión.

Con tanto baloncesto y con tanta música, por parte de los dos hermanos Xabier e Iñaki, y durante tantos años, creo que se podría abrir un debate para rebautizar el pabellón de Mendizorrotza como “Pabellón Añua”, en homenaje a ambos. Sería muy merecido.

Cierro estas líneas con unas sensaciones encontradas. Por una parte, de una profunda pena por la marcha de una grandísima persona y grandísimo enamorado del baloncesto; y, por otro lado, de alegría y felicidad por el recuerdo imborrable que deja en mi caso particular y en el de muchísima gente por todo el mundo. Haber podido compartir tantos y tan buenos momentos con Xabier es para mí algo muy especial y que ya ha quedado grabado para siempre.

Como escribió su hermano Mikel en la red social X, Xabier ya está en el cielo de los hombres buenos. Estoy seguro de que ya está montando pachangas con muchos amigos del basket que ya no están entre nosotros, y con música de sus ídolos de jazz de fondo.

Ha sido un placer conocerte, Xabio.

Agur, jaunak.