Yo también me voy de X. No lo he hecho todavía, porque antes quiero estudiar la manera de pasar a Bluesky mis contactos de X. Bluesky no tiene publicidad y permite a quien lo usa llevarse sus datos fácilmente a otras plataformas en el caso de que aparezca un día alguien como Elon Musk intentando tomar el control de la empresa y poner los algoritmos a su servicio, como ha ocurrido con X. La verdad es que hace tiempo que llevo pensando irme de esta red social, sobre todo porque estoy harta de que Musk me aparezca constantemente con sus chiquilladas de niño rico, pero sobre todo porque recibo diariamente una cantidad de mensajes, imágenes y vídeos sexistas y misóginos que creo que no merezco tener que aguantar. Pero también porque X se ha convertido en una plataforma de odio, de superficialidad y de un mundo plastificado que no me gusta. Ya hace mucho nos advirtieron de que las redes sociales se han convertido en espacios en los que acabas escuchando solo a gente que piensa como tú, con lo que los extremos se van reforzando con el tiempo y la confrontación social se va endureciendo. Por eso he tenido dudas. Quizá había que quedarse para que no cohabiten en esa red solo quienes piensan como Musk. Pero ahora creo que ha llegado la hora. Con un multimillonario como él en el gobierno de Trump dedicándose a recortar servicios para los y las que menos tienen, no puedo ser partícipe de la empresa de alguien que entiende las políticas públicas como una especie de Monopoly. Así que mientras miro cómo no perder todo lo ganado en Twitter, todas esas personas que sigo y me siguen, ya estoy encontrándome con mucha gente en Bluesky. De momento, el color azul de la plataforma me ha dado algo de esperanza y me ha animado a tachar de mi vida con una X el oscuro mundo que nos ofrecen Musk y sus peligrosos amigos.