No pretendo ser impertinente, pero esta es la primera cuestión que me ha venido a la cabeza cuando he oído que el primer ministro británico, Rishi Sunak, ha convocado elecciones generales para el próximo 4 de julio. Se puede hablar de adelanto electoral ya que se esperaba que los gobernantes conservadores no sacasen las urnas hasta otoño. Han considerado que el camino está lo suficientemente despejado como para navegar hacia la victoria. Van a contracorriente.

¿Sabrá lo que hace? Es la pregunta que alguien se hizo cuando Edward John Smith, capitán de barco, tomó el mando del Titanic. Parece ser que el marino de barba encanecida, muchas millas a sus espaldas y un historial sin mácula ignoró las alertas que le avisaban del peligro de los icebergs en su camino a New York. El resultado ya lo conocemos: 1513 muertos, incluyendo el mismo, y 705 supervivientes.

Me imagino que el señor Edward John Smith en 1912 no tenía el mismo número de asesores que el premier británico tiene ahora y si los tuvo no parece haberles prestado mucha atención. Eran otros tiempos. Hoy en día los spin doctors que es como llaman a los destacados asesores políticos en el Reino Unido, son los que “cortan el bacalao”.

No cuesta pensar que la decisión de la convocatoria de elecciones está basada en razones, que considero livianas teniendo en cuenta la enorme distancia que el Partido Laborista saca al Partido Conservador de Sunak en las encuestas. Veinte puntos porcentuales; es decir, si los conservadores sacasen un 20% los laboristas ganarían con un 40%. Una gran parte del electorado está convencido de que los laboristas barrerán a los conservadores. En las municipales de 2022, los laboristas doblaron a los conservadores en el número de concejales. En Escocia el Partido Nacional Escocés (SNP) obtuvo una victoria clara con bastante ventaja sobre el Partido Laborista.

Sin duda, el dato de la mejora de la inflación en el país ha tenido un peso importante en la decisión del adelanto electoral. El Índice de Precios al Consumo ha bajado este mes al 2,3% desde el 3,2% registrado el pasado mes de marzo. Es la cota más baja en casi tres años. La cifra ha disparado el optimismo de Sunak y sus asesores a falta de buenas noticias en estos últimos años. La labor de su antecesora en el cargo, Liz Truss, fue un desastre total. En dos meses hundió la libra esterlina y la credibilidad del país con un plan que ella misma se sacó de la chistera: una rebaja de impuestos a los más ricos, carente de cualquier rigor fiscal. Una receta que se puede esperar de economistas consagrados como Abascal o Díaz Ayuso, pero no de la primera ministra del Reino Unido. El nombramiento de Sunak, que se hizo sin contar con las bases conservadoras, era claro y preciso: rescatar la economía del país.

Otra de las razones de la apuesta por el adelanto electoral viene dada por la dura respuesta a la inmigración. Los “ilegales” serán enviados a Ruanda. La decisión ha tenido que batallar con los tribunales y deja poco espacio a la posibilidad de pedir asilo. Sunak ha asegurado que los vuelos a Ruanda despegarán en julio. Coincidirá con las elecciones. Lo curioso es que los padres del primer ministro son inmigrantes que vinieron de la India. Inmigrantes con dinero que le dieron una educación pulida en los mejores colegios privados del Reino Unido.

Los augurios no son buenos. Al tiempo que Sunak anunciaba la fecha de las elecciones, una tormenta de agua caía sobre Downing Street; mientras, a pocos metros, un grupo de manifestantes hacía sonar a todo volumen la música de Things Can Only Get Better (Las cosas solo pueden mejorar). La imagen de un primer ministro empapado y corriendo a resguardarse del chaparrón era ya de por sí muy elocuente.

La travesía de poco más de un mes que le queda al primer ministro no va a ser nada fácil. Tiene un tiempo muy ajustado y los icebergs de la economía, la inmigración, el propio brexit, aunque ya más diluido, y sobre todo, la falta de confianza del propio electorado pueden llevar al naufragio al actual gobierno conservador. No se esperan salvavidas por parte de la oposición.

Periodista