Cuatro, el canal perdido que no encuentra su camino, ha recuperado dos espacios clave de su pasado. El primero es Noticias Cuatro, que acaba de retomar tras cometer la barbaridad, hace cinco años, de eliminar los servicios informativos para convertirse en un canal temático intrascendente donde las charlas de tresillo servían la ración de opinión diaria y los magazines con reporteros dicharacheros que fingían dar valor de noticia a chascarrillos demasiadas veces intrascendentes.

El segundo programa en regresar ha sido Callejeros, que es, con permiso de Cuarto Milenio (que no sería justo meter en el saco de la actualidad pero sí de la ciencia ficción con lejía blanqueante), el programa más emblemático del canal y, además, el único que ha creado escuela.

La vuelta de Noticias Cuatro se ha vendido como el abanderado de la independencia informativa en televisión, rememorando una época (la de Gabilondo) en la que la cadena ni la línea editorial eran de Mediaset. Pero ha vuelto, hay que admitirlo, con una escenografía y una forma de contar las cosas más innovadora y arriesgada que Informativos Tele 5, que no es más que una réplica del Telediario de TVE.

Sin embargo, el cuento de la lechera les ha durado poco cuando el segundo día se asomó por la pantalla cierta señora que antaño hacía las delicias de los zappings desde Intereconomía, luego fue reciclada por Ana Rosa y ahora forma parte de Noticias Cuatro tras un tiempo en barbecho catódico en el enésimo capricho fallido de Mediaset para montar su Atresmedia de atracciones con un periódico digital tras intentarlo antes con una radio. En Intereconomía se cometieron muchas barbaridades y hay gente que ha quedado marcada y ya no te la crees. A mí me pasa. Fue verla con el micrófono de Noticias Cuatro y romperse el cántaro de las buenas intenciones que quedaron desparramadas como en el cuento de La lechera. 

El segundo en volver ha sido Callejeros, tras 360 entregas y ocho temporadas mil veces repetidas, llega sin necesidad de contar nada nuevo para ser un remake sobre sus grandes logros del pasado. Coincidiendo con la Operación Salida de Semana Santa, y bajo el título de Sople, por favor, se montaron un déjà vu sobre controles de tráfico de alcoholemia y drogas que tanta popularidad en forma de vídeos virales les proporcionó antaño.

La moraleja es que todo sigue igual de divertido entre los sopladores, y de aterrador entre quienes conducen a su lado. Pero también que el programa puede seguir viviendo de sus rentas y replicarse hasta el infinito con reportajes sobre conductores que soplan, barrios degradados, vecinos molestos, prostitución, contrabando y drogas. Nadie les pedirá más que su sola presencia en la calle ya pisada y que generen otros tantos virales que acrecienten su leyenda. En definitiva, más lacasitos.