La cita con las urnas en diciembre del año próximo agita los cuarteles generales de las formaciones y pone en pie de guerra a los ideólogos políticos en busca de novedosas iniciativas, que se vean respaldadas después por los electores. Esa necesidad se ve aumentada cuando se trata de unas siglas que por primera vez concurrirán a las elecciones generales. Para hacerse notar y agrandar más aún su perfil imponente, su candidata ha entrado como un elefante en una cacharrería lanzando ideas del más variopinto pelaje. No ha dudado en arremeter contra los empresarios a los que directamente ha culpado y señalado por su postura reacia a subir los sueldos y se ha alineado e identificado con las movilizaciones que planteen los sindicatos este otoño. Desde hace un par de semanas se ha embarcado en una estéril ronda de entrevistas con las principales empresas distribuidoras para topar (horripilante término) los precios en 30 artículos básicos de la cesta de la compra. Como reales conocedores del mercado, han puesto en su sitio a esta osada Ministra de Trabajo metida a regular cuestiones alimentarias ajenas a su cartera, haciéndole ver que es más efectivo rebajar el IVA, algo que sí está en su mano. ¿Cuándo se toparán este tipo de ocurrencias?