sinevitable sentir como nacionalistas y demócratas vascos un profundo desasosiego ante los resultados de los últimos comicios catalanes. Podríamos mirar hacía otro lado, disimular y pensar que aquello nada tiene que ver con nosotros, y lo cierto es que tiene que ver cada vez menos; los méritos son solo nuestros los de nuestra línea política correcta.
El gran viaje de Mas hacia la nada, ha llevado al desguace al PdeCat , ha generado la explosión de Vox y ha derivado en la cesión de la hegemonía a ERC, para que ERC termine pactando con España. Conviene recordar que cuando lo hacen ERC o Bildu no es traición, en tanto que en el interin, siguen en manos de la CUP, socio fiable donde los haya. La falta de una referencia equiparable a la del PNV es el gran fracaso del procès catalán.
Es de comprender que todo el MLNV querría que un proceso similar ocurriese en Euzkadi. En el pasado utilizaron el procès como ariete en contra del Régimen del 78. Obviamente, no lo volverán a hacer, ya tienen un vicepresidente en la Moncloa. Como reflexión final, las prisas del líder máximo de EH Bildu, Arnaldo Otegi, para destacar el gran fracaso de las franquicias catalanas de EAJ y el éxito de sus aliados de ERC nos llenan de orgullo y satisfacción , por una vez Arnaldo tiene razón: EAJ gana en Euzkadi y Bildu gana en Catalunya.
Ciertamente, la construcción nacional del día a día, que decía Uzturre, desapareció del mapa por el oropel y los espejos de una independencia unilateral que nunca fue más que fuego de artificio y humo, como se reconoció posteriormente al reconocer que se iba de farol, lo cual ha revelado que cuando se exige que el voto soberanista supere el 50% del censo, este apenas supera el 27% del censo por más que se diga que son mayoría entre los votantes y sirve para tener una mayoría parlamentaria y puede que de gobierno. Olvidando los proyectos, la política del bien común e incluso la defensa del autogobierno y la señera, dejando desamparados a quienes piensan en el país que debe funcionar en el día a día, en las empresas de todos los tamaños, los servicios públicos y los trabajadores públicos y privados y la necesidad de complemento entre todos los ámbitos en sinergias compartidas entre diferentes por el desarrollo desde la base de la nación catalana vehiculizada a través de sus instituciones. No tiene glamour y no es sexy para los que usan la épica como carrera y partera de la historia plasmada en un óleo al estilo de George Washington cruzando el Potomac, olvidando los sinsabores en Valley Forge y la logística de los años previos. Esa Catalunya necesaria desapareció del radar político en favor de la que hay ahora y que tan del agrado es del Madrid ultra, en lo político, porque para negar todo de plano sólo deben refugiarse en el no a la independencia. Y con ese paraguas pueden ser capaces de incluir sin rubor lo que antes quedaba a la intemperie de lo no aceptable. Por eso el hecho de que de 2017 PP y C’s tuvieran 40 escaños y ahora PP, C’s y Vox tengan 20 escaños se ve eclipsado por los 11 diputados de Vox y ser la cuarta fuerza en el Parlament. La cosa ha ido demasiado lejos y el procès ha deglutido y triturado a sus hijos, como lo pudo hacer Zeus, y ahí tenemos la fragmentación del espacio post convergente como ejemplo de inmolarse en el altar de la nada más absoluta, pues echando la vista atrás la recogida de frutos del procés se cuantifica en la nada, nada positivo y todo negativo. Y luego nos dicen a nosotros de recogenueces.
El proceso de descarrilamiento de Catalunya tuvo su punto álgido de inflexión cuando CiU accedió a entregar la cabeza de Mas en bandeja... ¡¡A la CUP!! Ese día se perdió el Perú. Ya no había marcha atrás. Ahora nos toca ver cómo ERC (y Sortu) se dejan querer por el PSOE y tratan de vendernos la burra del neo-frente-popular-español por aquí.
Se podría retroceder más si es posible, por ejemplo al momento de septiembre del año 2012 en el que tras el portazo de un tal M. Rajoy el ínclito señor Mas ni siquiera dio la rueda de prensa en Blanquerna sino que volvió al Palau en Barcelona y en la plaza San Jaume organizaron una manifestación de unas 3.000 personas que fueron tomadas como toda Catalunya y el logro fue la pérdida de 12 escaños, pasando de 62 a 50, teniendo al grupo Godó y la Corporación de medios de comunicación públicos, La Vanguardia y TV3, por ejemplo, completamente entregados y a favor. ¿Qué había pasado? No se investigó. No importaba. En horas se pasó de reivindicar el pacto fiscal a la independencia. Ha habido, aunque pueda parecer paradójico, mucha improvisación y mucha falta de capilaridad con la sociedad catalana, cosa que se repetirá con cierta frecuencia. La no explicación de una hoja de ruta que quedaba coja incluso sobre el papel, en buena medida porque era papel mojado en tanto que no estaban dispuestos a desarrollar en el mundo real lo que proclamaba en esas reuniones de campanillas que no dejaban relucir la ausencia y la carencia de contenidos que puede encapsular el hecho de que la otra mitad del trabajo del libro blanco que el SNP procuró para el referéndum de Escocia era ausente porque suponía señalar la Catalunya en la que se proyectaba el futuro y entre la visión de los participantes, sin ir más lejos, la antigua Convergencia, Esquerra y las CUP, era absolutamente imposible e impensable llegar a un acuerdo de la comunidad futura a desarrollar con la herramienta de la independencia. Y lo que era imposible acordar de dejaba para más adelante.
Avanzar era el leit motiv, dando igual hacia adonde, dando igual como, y todo eso ha traído consecuencias. Como se puede ver en una sociedad que ve atónita la realidad de unas instituciones inoperantes y en donde el futuro es tan difuso, oscuro y disfuncional como el pasado reciente. Dicen que solo desde quien nada tiene todo se puede lograr, mediante la revolución. Gramsci, por ejemplo. Pero el riesgo de poner en el altar de la cremación el autogobierno, el poner en bandeja de plata el cuestionamiento del valor de la gestión de lo propio, como advirtió por streaming Aitor Esteban en un acto reciente de campaña con la pdecat Angels Chacón, que hasta septiembre, hace apenas cinco meses, era consejera de Empresa en el Govern de Torra, que dicho sea de paso, pudo existir única y exclusivamente gracias a EAJ-PNV, es un precio enorme para la escasa y potencial ganancia. Se mire por donde se mire ha sido un ruinoso negocio para el pueblo e instituciones de Catalunya y para otros pueblos de Europa y el mundo. Y el principal meollo estriba en disociar las acciones del discurso. Y que si no estás dispuesto a llegar hasta el final, no pidas al pueblo que corra hasta la pared. Porque algunos pueden seguir yendo a hacer paellas a Cadaqués al coste de la decadencia de Catalunya y su economía, y el procès, presunta cura de Fierabrás, no ha venido no ya a curar el mal sino a agravar la situación y la enfermedad. Pobre Catalunya, despierta, levántate y anda. Porque los únicos que pueden y deben poner rumbo a la solución son los catalanes. Ese es el desafío. Quo vadis Catalonia?