Conocidas las enmiendas que se dispone a aplicar el PP a sus propios Presupuestos Generales del Estado, podemos dimensionar el volumen del castigo que ha decidido aplicar a Euskadi por la negativa del PNV a sostener a Mariano Rajoy al frente del Gobierno. Pese a mantener los compromisos en materia de inversión en grandes infraestructuras -con la línea de Alta Velocidad como principal destinatario-, conviene recordar que corresponden a obligaciones del Estado en el ámbito de sus competencias y a prioridades definidas y comprometidas en el marco de las políticas de transporte y vertebración de la Unión Europea. Sin embargo, con sus enmiendas incumple a su vez compromisos que trascienden del marco concreto de estos Presupuestos y cuestionan su fiabilidad como interlocutor en el futuro inmediato. En el recorte de las inversiones asignadas a Euskadi por una cuantía de 35,1 millones de euros, la principal partida corresponde a los 26,6 millones que debía recibir Lanbide para la Fundación para la Formación Profesional Continua, Hobetuz. Dinero que no estaba asociado a la perdurabilidad del Gobierno del PP en 2018 sino consignado en las Cuentas de este año merced al acuerdo que permitió gozar de estabilidad al gabinete Rajoy durante 2017. La deuda, por tanto, es del propio Partido Popular hacia Euskadi y su impago es un ejercicio de deslealtad que sanciona las posibilidades de aplicar formación, empleo y consecuentemente bienestar a los ciudadanos vascos. Además de la ruptura de compromiso que supone esta enmienda, es indicativo del régimen de prioridades económicas la anulación de inversiones por valor de 9,5 millones de euros en programas de innovación tecnológica. Son recortes a la investigación en energías limpias que viene desarrollando la BIMEP (Biscay Marine Energy Platform) en Armintza y a la mejora de las instalaciones y laboratorios de CIDETEC para acometer sus programas, referenciales en el marco de la UE, sobre energía y nanomedicina. La I+D+i, que es apuesta de las economías avanzadas para mejorar la calidad de sus tejidos empresariales y la de sus empleos, va a ser castigada con un recorte presupuestario que denota que, en España, no es una prioridad. No es el importe; es la falta de estrategia y conciencia lo que requiere una explicación por porte de los y las responsables de la sucursal vasca del PP.