Una semana después del doble atentado en Barcelona y Cambrils en el que murieron 15 personas, avanza la investigación tras la declaración de los cuatro, a día de hoy tres, detenidos pero también comienza a aflorar la concatenación de errores en los mecanismos de control sobre el periplo de Abdelbaki es Satty, el imán de la mezquita de Ripoll, la localidad donde trabajaba desde 2015 y donde inició la captación del grupo de casi una docena de jóvenes que presuntamente participaron y perpetraron los atentados en Barcelona y Cambrils. El viaje del imán a la localidad belga de Vilvoorde, en la periferia de Bruselas, levantó las sospechas de la autoridades locales que realizaron las pertinentes consultas y que ahora el Ministerio del Interior niega asegurando que las fuerzas de seguridad del Estado nada sabían aunque a Bélgica llegó una respuesta sobre su falta de antecedentes por terrorismo pese a su vinculación con uno de los investigados por el 11-M. También resulta una incógnita que es necesario aclarar cómo un líder religioso con un pasado en la cárcel durante cuatro años en Castellón por tráfico de drogas, en contacto en prisión con terroristas se mantuvo sin vigilancia ni monitorización o por qué un juez revocó su orden de extradición en 2015 por su “evidente arraigo laboral” aplicando una jurisprudencia por la cual la expulsión de un residente de larga duración condenado a más de un año no es automática. Un eficiente funcionamiento en los mecanismos de información y control sobre esta figura clave en la preparación de los atentados hubiera generado indicios que podrían haber puesto sobre la pista a las fuerzas de seguridad sobre los supuestos propósitos mortíferos del imán abriendo el escenario a su posible neutralización en la trayectoria de una figura determinante que deja también fallos que no hay que eludir en la investigación de la explosión de la casa de Alcanar donde falleció y que no fue relacionada en su momento con el yihadismo hasta que un día después se perpetró el masivo atropello en La Rambla. Una semana después de los atentados quedan por resolver muchas lagunas e incógnitas a las que apremia dar respuesta sobre los movimientos de una figura clave como potencial ideólogo de la mayor masacre terrorista en el Estado español desde el 11-M.