POBRE Palacio Europa. Las plantitas que le han colocado en la mitad derecha de la fachada parecen ya marchitas. Han amarilleado. Quizás es que no las han cuidado debidamente durante agosto. Quizás es que ni siquiera era necesario cuidarlas porque habrá un laberinto de plantitas, y las que ahora parecen moribundas resucitarán porque sólo fueron colocadas como anuncio de lo que vendrá: explosión verde en la Avenida, selva amazónica y asfalto, Borneo entre gasteiztarras. En fin, que vuelvo a uno de mis temas estrella convencido, eso sí, de que estas líneas no cambiarán nada el futuro que le espera al Parque Natural de la Fachada del Europa. Saben que los gobernantes nuestros afirman que los gastos de calefacción del edificio se reducirán considerablemente gracias al mantón forestal que hoy parece fenecer. Saben también que ninguno de esos mismos gobernantes dice cuánto costará mantener el jardín vertical cuando finalice su instalación. Como no hay cifras que sumar o restar, sólo me asaltan preguntas. Si ustedes quieren protegerse del frío se ponen un abrigo. El abrigo cubre todo su cuerpo. A veces hasta cuenta con una capucha para calentar la cabeza toda. Es lo que define al abrigo: da calor porque abraza el cuerpo de su dueño. ¿Por qué, entonces, al futuro palacio boscoso sólo lo van a vestir por delante? ¿Por qué esa desnudez? ¿El calor sólo se escapa por la fachada? ¿Qué pasa con los lados, la trasera y el tejado?... ¿Y veremos algún día hacer rápel a los currelas de Perica?
- Multimedia
- Servicios
- Participación