EN la lucha contraterrorista hay cosas que no se deben hacer, si se hacen, no se deben decir y si se dicen, hay que negarlas" (gral. Sáenz de Santamaría / El País 24-02-95). La historia está plagada de citas tan inquietantes como ésta, que retratan a cantidad de personajes que gozan de un estatus que barniza de respetabilidad lo que no cabría tildar sino como aberrante. Los años de la transición y los que alcanzan hasta hoy, nos dejan incontables muestras de inhumanidad, perversión y delincuencia que casi siempre salieron gratuitas a sus autores. Muchos de quienes llenan su boca de pretendidos principios democráticos, flirtearon durante años con el crimen organizado o contribuyeron a su ocultación a la justicia. Convertidos hoy en cedazo que filtra las posibilidades que ciertas siglas tienen o no de presentarse a elecciones, o en calibradores del pedigrí democrático de todo quisque, el repaso a la hemeroteca resulta obligado.
Jamás dieron cuenta de sus dislates y aprendimos con ellos que quien tuvo, retuvo. Así, Manuel Fraga, quedaba retratado en el libro que Jorge Verstrynge titula como Memorias de un maldito. Dice éste que, al inicio de los 80, el gallego le espetó: "¿Recuerda usted cómo los alemanes acabaron, en el 44, con la resistencia?" A lo que él mismo contestaba: "…haciendo desaparecer a los resistentes. Sus familias enloquecían mucho más que cuando eran llamadas a identificar a los fusilados. Prepárese para algo similar".
El franquista no es el único ejemplo: "A las bestias se las encierra tras los barrotes más gruesos que existan en la celda. Para ello, primero se les caza mediante todo tipo de tretas. Y si en la aventura muere alguna, mala suerte (o buena suerte). La muerte de ETA es nuestra vida. No hay derechos humanos a la hora de cazar al tigre. Al tigre se le busca, se le acecha, se le acosa, se le coge y, si hace falta, se le mata. Podrían caer 50 etarras en combate y las manos de España continuarán limpias de sangre humana… A los policías que disparen contra ellos se les recibirá como a valientes" (Pedro J. Ramírez / Diario 16 / 23-03-81). Así pensaba el riojano antes de que fuera destituido como director de la revista, responsabilizara de ello a Felipe González y decidiera travestirse en azote de este y de sus GAL.
Tengamos en cuenta que, como cita Txetxu Aurrekoetxea (EA) (Gara / 06-09-10), Ramón Rubial, a quien conocía, ya le comentó, tiempo atrás, que "entre nosotros, habría que crear una OAS como en Francia". Años después, Ramón presidía el homenaje que se organizó (18-12-95), a un Barrionuevo condenado a 10 años de prisión por secuestro y malversación de caudales. El secuestrador contó, aquél día, con un telegrama de Rubalcaba: "Mi afecto, cariño y solidaridad. Todo eso y mucho más". El 05-12-10, La Gaceta publicaba unas declaraciones del autor del telegrama: "No conozco a Amedo, porque no me relaciono con delincuentes". ¿Seguro?
Era García Damborenea (El Mundo / Cronología del GAL), quien ponía nombres a quienes tienen el triste honor de dar a luz aquella aberración: reunión convocada por Barrionuevo (29-04-83), a la que habrían asistido Vera, Jáuregi, Benegas, así como gobernadores civiles y secretarios generales del PSOE en la CAV. El propio Damborenea, condenado a 7 años por secuestro, no tuvo problema para ser admitido por el mismísimo Aznar y compartir mitin en Zaragoza (02-06-94), en el que el bigote justiciero presentó al delincuente como "un amigo, un vasco íntegro, de una pieza y honrado". A otros, por la mitad de eso, los empapelan por apología del terrorismo.
De quienes cita Damborenea, llaman la atención dos:
- Txiki Benegas, que veía (Europa Press / 04-11-10) escasas posibilidades en Batasuna para presentarse a las elecciones, mientras no condenara la violencia de ETA, pero que era portada de El Mundo (27-09-10) porque habría pagado 35 millones de pesetas a Amedo, para que cambiara su versión sobre el GAL y asumiera los asesinatos de Lasa y Zabala: "Le mandamos indultado al Caribe y que esté allí 4 meses", dice el diario que propuso en una reunión que mantuvo con Rubalcaba, Galindo y algunos más. El colmo del cinismo.
- Ramón Jáuregi, capaz de apelar "a la ética democrática para que el PNV no se entienda con quienes no condenan a los terroristas" (Gara / 06-04-08), pero al que, según cita en su libro El país que yo quiero, no le duelen prendas para escribir esto: "Galindo es el mejor policía que tenemos en el País Vasco, el más experto en la lucha antiterrorista, el más profesional, el más serio y el que nos ha dado más y mejores resultados en los dos años que llevo en la delegación. Es, con diferencia, el mejor, esa es la expresión". Galindo, sí, el mismo que sería condenado a 71 años de prisión por secuestro, tortura y asesinato. Inútil buscar. No existe rectificación de estas apreciaciones. Es más, cuando Felipe González viene a reivindicarse ahora como la famosa X del GAL, afirmando que tuvo en sus manos hacer volar por los aires a toda la cúpula etarra, el ministro no duda en exculpar a su antiguo jefe, afirmando que eso le suena "a una cosa más imaginativa que de recuerdo real" (DNA / 05-12-10). Claro, el abuelo está gagá; no vaya a ser que le dé por seguir largando y empiece a salpicar. Tranquilas las togas, pues.
Alude Arzalluz, en su biografía, a una reunión que Rubalcaba, Benegas y algún otro miembro del PSOE mantuvieron con diputados jeltzales, intentando evitar que el PNV apoyara la creación de una comisión de investigación del GAL: "Nos vais a hundir en la mierda", afirma que dijeron los socialistas. La citada no llegó a ver la luz, como dice el general Sáenz de Santamaría (Tiempo / 31-08-98): "La comisión se suspendió minutos después de que yo dejara claro, entre otros a Martín Villa, que pensaba testificar sobre los 11 años de guerra irregular y no sobre esa curiosa guerra que se han montado y que, misteriosamente, solo duró 4 años". Dice Arzalluz (España hoy noticias / 06-03-96) que el general espetó a Martín Villa de esta forma: "No sé si caes en la cuenta de que yo tengo 76 años y no voy a ir al trullo… y tú sí".
Negó la implicación del PSOE en la trama GAL y hasta la misma existencia de la banda, pero, como dice el periodista José A. Gómez Marín, "Rubalcaba es el político que miente con mayor sinceridad". El entonces ministro,declaraba (18-02-95) que "el Gobierno se muestra perplejo y expresa su dolor por el encarcelamiento de Rafael Vera", cuando el siniestro personaje era condenado a 10 años de cárcel, por secuestro y malversación de caudales públicos, lo que no impidió que Rubalcaba encabezara la negativa del gabinete González a desclasificar los papeles del CESID que pedían los jueces y que podían implicar a su jefe.
Haciendo sangre, sólo electoral, Aznar declaraba en Valencia (17-02-95): "La responsabilidad de la trama de los GAL está en el gobierno", añadiendo que "la estabilidad de éste quedará a expensas de que cada vez más personas decidan si cuentan o callan lo que saben".
Aire fresco, pensaron algunos. Pues no. Bastó que el PP llegara al poder para que su líder pisara el freno: "Queremos mirar hacia delante y olvidar los asuntos del pasado". Dicho y hecho. En agosto del 96 excarcelan a Galindo y Aznar se niega también a desclasificar los papeles del CESID, apelando a la seguridad del estado. Los reproches que había dirigido al PSOE por hacer esto mismo, eran aclarados por su portavoz Miguel A. Rodríguez (El País / 03-08-96): "A lo mejor antes el asunto afectaba a la seguridad del Gobierno y ahora afecta a la seguridad del Estado". Con un par, sí señor.
Siempre asumieron que investigar las fechorías del rival era algo vedado. Lo dicen los argentinos: "Entre bomberos, no pisarse la manguera".
Queda claro en manos de quién está depositado el delicadísimo objetivo de devolver la paz a nuestro pueblo. Enorme barahúnda de gente sin escrúpulos, cúmulo de sinvergüenzas, hatajo de patanes, cínicos empedernidos y delincuentes por acción u omisión. Nada impedirá, sin embargo, que muchos de ellos engrosen listas electorales en próximas citas. Mientras tanto, los argentinos sientan en el banquillo al dictador y a sus lugartenientes, cuando todavía viven (no como pretendía hacer Garzón con el franquismo) y les condenan a cadena perpetua por crímenes de lesa humanidad. Aquí, por el contrario, las togas permanecen quietas; muchas de ellas, al servicio de quien o quienes les sentaron en sus sillones. Lo llaman "independencia del poder judicial". Pues eso.