Gracias a Julian Assange, australiano, fundador del portal electrónico Wikileaks. Después de la publicación de los abusos de varios gobiernos, parece que el mundo es más democrático, respeta la libertad del ser humano, la libertad de opinión y más aún, la defensa de los derechos humanos. Hace falta muchos wikileaks -sobre todo en este país- por la falta de transparencia y el ocultismo habitual. De lo que ha aparecido hasta ahora, el fiscal general Cándido Conde-Pumpido, y el fiscal jefe de la Audiencia Nacional, Javier Zaragoza, no se han dado por aludidos. El Gobierno niega que tolerase los vuelos secretos de la CIA, en la que transportaba a sospechosos de terrorismo detenidos ilegalmente, cuando apareció en prensa española anteriormente en qué aeropuertos españoles hicieron escala. Aquí no se salva ni el apuntador. Lo que temo es por la vida de Julian Assange.
Pedro Mari Usandizaga