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Plácido Domingo como barítono dramático

Comento esta historia aun a riesgo de ser lapidado, pero me tranquiliza el hecho de que unos cuantos aficionados al bel canto me entenderán. Hablo de Plácido Domingo y sus intervenciones en Simón Boccanegra y en su Rigoletto televisivo. Ambas actuaciones confirman mi percepción de que Domingo es uno de los más grandes tenores que ha dado la lírica, pero no encaja en los roles para barítono dramático.

He escuchado a todo tipo de barítonos, líricos, medios y dramáticos, encarnando al Dux de Génova y al bufón de Mantua. Unos destacaban por su timbre, otros por su fraseo, los había de centro noble y también de graves rocosos, pero ninguno descolocado. Simplemente porque todos ellos eran barítonos auténticos. Domingo, no. En las obras citadas la veterana inteligencia del madrileño le permite introducirse con éxito en el aspecto teatral de sus personajes, pero vocalmente la cosa cambia. Y es que la partitura verdiana no admite dudas, las dos óperas exigen voces graves y cavernosas. Aunque la voz de Domingo ha evolucionado hacia tintes más oscuros, sigue siendo la de un tenor. De ahí su desubicación.

Enrique Leza