Según datos manejados por la Sociedad Española de Neurología (SEN), en el Estado español un 32% de la población adulta sufre algún tipo de dolor, aunque solo estaría diagnosticado un 27% de los casos, principalmente en personas entre los 45 y los 54 años de edad, y mayoritariamente en mujeres (60%).
El dolor motiva el 40% de las consultas de pacientes en la Atención Primaria cada año, de los que aproximadamente el 20% experimenta dolor durante más de seis meses. En todo caso, solo con sufrirlo durante más de tres ya se considera un hecho crónico.
La OMS califica el dolor crónico como la mayor amenaza para la calidad de vida a nivel mundial, supone un coste sociosanitario superior al 3% del producto interior bruto en Europa, y en España representa la principal causa de absentismo laboral. “Un alto porcentaje de las personas que sufren dolor crónico en este país padece dolor neuropático: hasta un 8-10% del conjunto de la población. El neuropático no solo es un tipo de dolor que tiende a la cronificación, sino que, a diferencia del dolor nociceptivo, no es causado como respuesta a un estímulo, sino que se trata de un dolor causado por una lesión o enfermedad del sistema somatosensorial, a nivel central o periférico, que hace que el sistema nervioso interprete como dolorosos ciertos estímulos que en realidad no lo son”, explica Alan Luis Juárez-Belaúnde, coordinador del Grupo de Estudio de Dolor Neuropático de la Sociedad Española de Neurología (SEN).
“Estimamos que un 25% de las consultas por dolor en Atención Primaria pueden estar relacionadas con pacientes que padecen dolor neuropático, que es considerado como uno de los peores dolores, tanto por la dificultad de tratamiento como por su enorme complejidad fisiopatológica y por la intensidad con la que lo experimentan los pacientes”.
El dolor neuropático tiene una incidencia anual del 1% de la población, lo que implica que en el Estado español, cada año, se producen más de 400.000 nuevos casos de personas que comienzan a padecer dolor neuropático o dolor con condiciones mixtas (tanto de dolor nociceptivo como de neuropático).
Aunque los mecanismos desencadenantes del dolor neuropático no son del todo conocidos, sí se sabe que con frecuencia surge asociado a enfermedades como la diabetes, herpes zóster, ictus, Parkinson o cáncer, bien como consecuencia de la enfermedad en sí o bien por haber tenido que someterse a ciertos tratamientos quirúrgicos o médicos.
Hasta un 3% de los pacientes sometidos a cirugía general u ortopédica cursan con dolor neuropático, pero estas cifras son aún más altas en el caso de que se haya producido una amputación (el 85% de los pacientes) o de algún tipo de lesión traumática en el nervio periférico (50%). También tiene una prevalencia altísima en enfermos con cáncer (33%), sobre todo si es cáncer de mama; con dolor lumbar (37%); con lesión en la medula espinal (67%); o con esclerosis múltiple (28%). Pero además, también se ha visto que puede ser causado por tóxicos, fármacos, infecciones o alteraciones metabólicas y/o hereditarias, entre otras causas.
Según uno de los últimos estudios que se han realizado en España, el 65% de los pacientes ha tenido que restringir sus actividades diarias y el 82% refiere un impacto significativo en su calidad de vida debido al dolor, comenta el doctor. Alan Luis Juárez-Belaúnde.
Además, entre los pacientes con dolor neuropático, la depresión (34%), la ansiedad (25%) y los trastornos del sueño (60%) son también significativamente más prevalentes comparados con otros tipos de dolor. Por otra parte, se estima que el 41% de quienes padecen el neuropático han sufrido dolor durante más de cinco años.