En el libro ofrece palabras, herramientas y ejercicios muy poderosos “para liberar nuestro cuerpo y nuestra mente de esas emociones y creencias que a veces nos debilitan, paralizan o desbordan”, dice. Y esas herramientas que contiene el libro Recupera tu poder, añade, “nos ayudan a conectar con nuestra fuerza vital, nuestra confianza interior y la claridad para que podamos avanzar con alegría y decisión hacia la vida que de corazón deseamos y merecemos vivir: nuestra propia vida”, explica sonriente Rut Nieves, al tiempo que sostiene que “para encontrar lo que deseamos tenemos que buscarlo en el lugar adecuado. Hablo de un viaje para conectar nuestro cuerpo, nuestra intuición y nuestro instinto”.

PERSONAL

Nacimiento: Madrid, 1975.

Inicios: Trabajaba en un despacho de arquitectos en Alemania cuando decidió dejarlo todo y formarse como coach con algunos de los grandes referentes mundiales, como Tony Robbins, Gregg Braden o Sergi Torres.

Trayectoria: Fundó Arquitectura de Emociones, empresa líder al servicio de la expansión de la conciencia del amor y del conocimiento de nuestro potencial, y escribió tres libros de un éxito extraordinario –Cree en ti, Manual avanzado de manifestación y El amor de tu vida— que Planeta publicó con los títulos Cree en ti, Haz tus sueños realidad y El amor de tu vida. En 2019 publicó Naciste para disfrutar, sobre sexualidad, y ahora ha puesto en el mercado Recupera tu poder.

¿Qué hace una arquitecta reconvertida en coach escribiendo sobre la mente y las emociones? ¿Qué le indujo a cambiar de profesión?

Los últimos años que trabajé como arquitecta ya me había dado cuenta de que no quería seguir haciendo eso, que era una etapa que estaba llegando a su fin. Durante un tiempo no sabía exactamente qué otra cosa quería hacer, y aunque me encantaba escribir, porque es algo que he hecho desde niña, también me gustaba investigar el potencial de la mente del ser humano. Pero creía que de eso no se podía vivir, que no podía realizar un cambio tan grande sin pasar por la universidad.

¿Y qué ocurrió?

Primero dejé mi trabajo en Madrid y me fui a Alemania a vivir; a replantearme mi vida, a aprender el idioma y a hacerme preguntas. Al final volví a trabajar como arquitecta, pero un año después no podía más. A partir de ahí es cuando leo mi primer libro de crecimiento personal, que se llama Trabajo y felicidad, de Ricardo Gómez, y que precisamente era de un hombre que había dejado su carrera, se había dedicado al mundo del coaching y estaba trabajando en algo completamente diferente a lo que había estudiado: escribía libros y daba conferencias. Cuando vi eso me dije: Esto es lo que quiero, y descubrí que era posible hacer ese cambio porque había otras personas que ya lo habían realizado. 

¿A qué edad le sucedió esa metamorfosis?

A los 37 años, hace ya nueve años. Salí de mi zona de confort porque tenía muy buena calidad de vida, estaba en Alemania y salía de trabajar a las cinco; era un trabajo muy cómodo que me permitía conciliar, pero no era feliz, me sentía vacía y tenía la sensación de que todo el mundo estaba viviendo la vida y que yo no estaba viviendo la mía. 

Los libros de crecimiento personal, de autoayuda, proliferan. ¿A qué se debe la avalancha de este tipo de publicaciones?

Por una parte tiene que ver con que hay necesidades que no han sido satisfechas por la educación reglada. Existe una gran demanda porque muchas personas necesitan que les asesoren, que les ayuden a gestionar las emociones, hacen falta figuras más allá de los psicólogos y este tipo de libros son muy beneficiosos. Además, cada persona que escribe un libro está viviendo su propio proceso personal. Creo que hay tanta gente que se está pasando al crecimiento personal porque no estaba haciendo lo que realmente quería. Pero dentro de todos los autores, obviamente, cada lector tiene que filtrar y ver con quién conecta.

"No nos han enseñado a escucharnos, a creernos a nosotros mismos

Poder, dinero y éxito ayudan, pero ¿la felicidad tiene que salir de nuestro interior?

Nos han enseñado a buscar la satisfacción fuera, comprando, consumiendo, mirando la televisión, acudiendo al cine, pero no nos han enseñado a escucharnos, a creernos a nosotros mismos, a hacernos caso. Por experiencia sé que la depresión viene de no atenderte, de no permitirte hacer lo que te hace feliz y dedicarte a hacer lo que los demás esperan de ti o a buscar el reconocimiento y la aprobación fuera de nosotros. Y esa insatisfacción de la que hablas tiene que ver con personas que no se escuchan y no se permiten hacer lo que realmente quieren hacer. La pasión viene al llevar a cabo lo que te hace ilusión a ti, no lo que les gusta a tus padres, a tu pareja o a tus amigos. Nos han educado para complacer fuera y no escucharnos ni desarrollar la confianza en nosotros o en la intuición que es nuestra guía.

En momentos de incertidumbre, ¿cree realmente que la gente puede dejar un trabajo estable que le hace poco feliz y dedicarse a lo que le gusta? 

Recomiendo empezar poco a poco. Cada uno tiene que hacer el cambio como lo sienta. Yo, por ejemplo, lo dejé de repente, pero antes me pasé cuatro o cinco años dedicándome cada vez más tiempo a mí, a escucharme, a hacer terapia, a leer libros de crecimiento personal, a escribir un diario de cómo me sentía, porque lo primero es escucharte y dedicar tiempo a estar contigo. Lo que parece que hice de repente, en realidad fue un proceso de años. De hecho, tuve la suerte, aunque para otros puede parecer un problema, de que me redujeron la jornada. Eso me permitió tener más tiempo para mí. Cada vez más iba adueñándome de mi tiempo para poder gestionar ese cambio, así que lo fui planificando.

Gozar de la vida es un derecho, pero muchas personas se aburren de todo...

Eso viene de que no nos conocemos y nos han enseñado a estar pendientes de los demás. En este libro hablo por primera vez de un término que le escuché a Borja Villaseca que es el egoísmo consciente, algo necesario para poder conocerte, poder cuidarte, y para saber lo que quieres tienes que dedicarte un tiempo para ti. La clave está en encontrar el equilibrio entre entenderse a uno mismo, escucharse y escuchar a los demás. Si solo estoy pendiente de los demás, me abandono; si solo estoy pendiente de mí es egoísmo. Cuando más me conozco, mejor me puedo cuidar y mejor puedo cuidar a las personas. Para poder permitirnos disfrutar, primero tenemos que permitirnos explorar lo que nos gusta a nosotros mismos. Por otro lado, el placer es algo que, sobre todo a las mujeres, se nos ha censurado mucho cuando realmente es algo que nuestro cuerpo necesita para conservar nuestra salud. El placer le da energía a nuestro cuerpo para que esté en equilibrio. Es algo necesario, y de hecho, cuando menos placer hay más problemas mentales se producen, porque le estás negando al cuerpo algo que necesita. ¡Menos mal que no nos han prohibido comer o dormir!

¿Las mujeres que están ninguneadas son las que tienen que aprender a quererse ellas mismas?

Claro. Deben empezar a poner límites a las demandas de los demás, dejar de creerse las cosas que les dicen o les han dicho y empezar a escucharse, a entenderse, a hablarse con amor, porque la imagen que tenemos de nosotros mismos se ha hecho con las cosas que nos han dicho los demás, principalmente hombres. Si tu no dedicas un tiempo a descubrir que esa autoimagen es fruto de las imágenes de los demás y no tienen nada que ver contigo no estarás bien. Hasta que no te permitas descubrir eso, no te puedes deshacer de la idea que otros han creado de ti. Tienes que empezar a construir tu autoimagen con los elogios, con el respeto hacia una misma. Poner límites a los demás es una forma de respetarnos a nosotros mismos.

Resulta sencillo de decir, ¿pero llevarlo a la práctica es complicado?

A priori es difícil por las ideas que ya tenemos. En mi caso, para poder confiar en la vida lo primero fue darme cuenta de que la desconfianza en la vida era aprendida, con frases que te dicen como “El mundo es un lugar peligroso”, “La vida es muy difícil”, “Más vale lo bueno conocido que lo malo por conocer”, “La curiosidad mató al gato”… Hemos sido condicionados para destruir la confianza en la vida y el sistema nos ha llevado a desconectarnos de ella, de la naturaleza. Si la desconfianza es aprendida, la podemos desaprender. Me di cuenta de que cuando me liberaba de esas creencias, que son una construcción de la cultura patriarcal, y me permitía estar en contacto con la naturaleza –oler la tierra, pisar la arena, el césped, bañarme en el mar, escuchar el ruido de los pájaros, ver una puesta del sol...–, me sentía mucho más segura.

¿En serio estar en contacto con la naturaleza nos hace más seguros?

Sí, porque nuestro cerebro ha sido creado para sentirse seguro en un entorno natural. Por eso cuando suceden esas cosas como escuchar el agua de un arroyo o la puesta de sol nuestro cerebro se relaja. Es ahí cuando abandonamos primero esos condicionamientos y entramos en contacto con el medio natural, porque en general se nos olvida que somos seres naturales. Cuando nos devolvemos a nuestro entorno es cuando podemos volver a confiar en la vida. Nuestro sistema nervioso se ha diseñado para sentirse seguro en una serie de condiciones. Es como si te metes en un lugar con mucho ruido; eso va en contra de nuestra naturaleza. Por eso es importante conocer qué le hace bien a nuestro cerebro y nuestro cuerpo.

Con la pandemia hemos visto que las insatisfacciones y los problemas mentales han aflorado...

Emocionalmente, lo que hemos vivido en la pandemia ha sido muy impactante. El miedo al que hemos sido sometidos y el confinamiento tienen unas consecuencias sensitivas que se suman a todo lo que cada persona ya traía, porque todo lo que no vamos gestionando a lo largo de nuestra vida aflora al final. Lo que está claro es que hemos sido condicionados para reprimir los sentimientos, tanto hombres como mujeres. Siempre se nos ha dicho: No llores, no patalees, no te enfades, sonríe… ¡Y ya está bien de que nos digan qué decir y qué cara poner! Antes de la pandemia cada uno tenía su mochila y una cantidad de emociones, a las que hay que sumar todo lo que se generó en los duros meses de la pandemia. Hay mucha gente que se ha visto desbordada, sin saber cómo gestionar lo que sentía durante la pandemia. Por eso, en este libro doy herramientas de liberación y gestión, porque tenemos que sacarlo del cuerpo; si no, nos va a afectar de alguna manera.

"Emocionalmente, lo que hemos vivido en la pandemia ha sido muy impactante

Alimentación, ejercicio y emociones son algunas de esas herramientas que propone.

Es necesario darnos cada día un rato para permitirnos respirar y sentir. Y dejar salir lo que tenga que salir y permitirnos expresar lo que sentimos. Hay que dejar de reprimirnos y tenemos que sentarnos a reflexionar. Eso nos permite, a través de la relajación, poner la atención en la respiración y tratar de llevarla a todos los sitios del cuerpo, por lo menos con nuestra mirada interna. Solo por el hecho de intentar llevar la respiración al suelo pélvico y al abdomen muchas personas se van a dar cuenta de que no les llega y esos bloqueos son emociones. Ser consciente de que cuando quieres respirar profundamente sientes dificultad ya nos está diciendo que hay emociones. Porque a los bebés, cuando respiran, el aire les llega al abdomen, y a medida que vamos reprimiendo emociones dejamos de respirar profundamente, porque si respirásemos intensamente sentiríamos esas emociones, y como no queremos hacerlo, se van acumulando, apiñándose. Por eso, necesitamos volver a habitar nuestro cuerpo, reconectar con las sensaciones corporales. Al final, todo eso nos va a permitir liberar esas emociones y entrar en contacto con nuestras necesidades, nuestros deseos y saber lo que precisamos.

Yoga, bailar descalzos, pasear, bañarse en el mar, ¿pueden ayudan?

Sí. Hacer tu deporte favorito, pero hacerlo de forma consciente. Hay que poner atención a lo que estás haciendo en ese momento. Por ejemplo, el yoga te ayuda a estar muy presente en tu cuerpo, pero cuando nadas también se puede lograr. Hay deportes que contribuyen a tener conciencia de qué hacer, se trata de poner atención en tu respiración y en tu cuerpo.

Las redes sociales muestran solo lo bueno de la vida. ¿Este hecho no incrementa las situaciones de insatisfacción?

Pueden ser algo muy inspirador si sabemos usarlas bien, y también muy destructivas porque son adictivas y nos llevan a poner el foco en los demás. También es algo que las personas usan para desfogarse o para expresar lo que no se atreven en sus relaciones personales, o para satisfacer necesidades que no tienen resueltas en sus relaciones privadas. Todo lo que hagamos de forma consciente puede ser muy positivo, pero todo lo que hacemos de forma automática al final es algo que nos quita la ilusión e incrementa la insatisfacción. 

Usted ha conseguido vivir de los libros. ¿Es difícil hacerlo?

En mi caso ha sido fácil. Una frase que escuché cuando estaba ya viviendo de esto es que De los libros no se come. Esta es una creencia limitante, y si te la crees te estás sometiendo a ella. Cuando creemos en un pensamiento empoderador lo que hacemos es ganar confianza, abrir puertas a nuevas posibilidades. Cuando estás convencido de que puedes vivir de algo es porque has visto que hay personas que ya lo están haciendo. La clave está en valorar lo que escribes y buscar la manera de que lo que haces sea rentable y te aporte beneficios. Yo empecé autoeditando mis libros; si hubiera comenzado en una editorial no hubiera podido llegar a donde estoy ahora. Para que un libro se compre la gente tiene que verlo, porque lo que no se ve no se compra. Yo me esforcé mucho en mi trabajo, en valorarlo y mostrarlo, para que la gente lo viera y lo pudiera comprar. Una vez que mi libro se convirtió en número uno en ventas en una gran plataforma, las editoriales empezaron a interesarse. Esto quiere decir que he posicionado mis libros como para poder negociar con una editorial.