Es un hombre que necesitaría muchas vidas para dar rienda suelta a lo que sentía de pequeño. Ser payaso y montar un circo en el centro de Bilbao era una de sus ideas. Fue jugador infantil y juvenil del Athletic, pero a la hora de decidir qué ser de mayor, lo tuvo claro: actor. Lleva muchos años en la profesión y en ella coincide con su mujer, la actriz Ylenia Baglietto. Ambos comparten escenarios y proyectos audiovisuales siempre que pueden. Lander Otaola repasa con esta revista cómo ha sobrevivido a la pandemia y cómo no le ha ido tan mal, aunque la situación no pintara bien. Este verano tiene varios proyectos entre manos, y entre otras cosas, en agosto estará en la BBK con Yo soy Pichichi y el 9 de septiembre invitará a los espectadores a que se sumen a ver La vida padre.

PERSONAL

Edad: 33 años (20 de enero de 1989).

Lugar de nacimiento: Bilbao.

Pareja: La actriz Ylenia Baglietto.

Formación: Estudió Arte Dramático en la Escuela de teatro de Getxo. 

Trayectoria: En 2008 participó en su primer trabajo profesional en el cine, La máquina de pintar nubes. Su carrera ha sido continua y ha combinado los tres medios. En televisión le hemos visto en ¡Vaya semanita!, Kerman mintzalagun bila, La princesa Paca, ¡Qué me estás contando!, Fugitiva, Amar es para siempre, Encierra a un ladrón y Patria. Es también escritor y guionista, y hace un año publicó el libro Mala persona. En la actualidad ensaya en Madrid la obra Queen Lear. 

Agenda: Este mes, y coincidiendo con las fiestas bilbaínas, estará en la sala BBK con la obra Yo soy Pichichi y el 9 de septiembre estrenará la película La vida padre, que protagoniza Karra Elejalde.

Lleva parte de la primavera y el verano en Madrid. ¿En qué está metido?

Estoy preparando la obra Queen Lear, que es la adaptación del Rey Lear de Shakespeare, dirigida por Natalia Menéndez y con texto de Juan Carlos Rubio. Es el espectáculo que abre la temporada que viene la sala grande de El Español. Es un honor maravilloso.

No parece muy fiel al Rey Lear que todos conocemos, ¿no?

Es una vuelta de tuerca, pero sí que es fiel. Hay una adaptación total, sobre todo en personajes. La versión original tiene veinte y aquí hay siete. Sí que se mantiene el tono del texto shakespeariano, que sigue siendo muy barroco. Me parece un trabajo muy interesante.

¿Se vive bien a caballo entre Bilbao y Madrid?

La casa comprada la tenemos Ylenia y yo en Bilbao, pero los últimos años se han convertido en una casa propia en Bilbao y una de alquiler en Madrid. Esto supone más gastos, pero es que últimamente nos está saliendo tanto a ella como a mí mucho trabajo en Madrid, y además son proyectos muy interesantes. Son series, películas o teatro, y tenemos que aprovechar.

¿Le gusta Madrid?

Muchísimo. Es una ciudad que siempre te acoge con los brazos abiertos, así que es como mi segunda casa. Estoy feliz y tenemos muchos amigos, pero siempre que estoy allí echo mucho de menos Bilbao. Es mi sitio preferido, sin ninguna duda, aunque tengo que reconocer que cuando vivo en Madrid disfruto de todo lo que te ofrece una ciudad de este tipo. Allí tienes de todo.

"En teatro hago mucho drama, pero en cine y tele sobre todo comedia”

Usted lleva mucho tiempo en la profesión, ¿se siente un veterano?

Te diría que casi la mitad de mi vida, pero no tanto. Empecé con 18 años en la Escuela de Teatro de Getxo y lo primero que hice fue a los 19, La máquina de pintar nubes, así que llevo en esto 14 años, desde 2008.

Es una profesión considerada difícil, y encima en su casa los dos viven de lo mismo. Han puesto los huevos en la misma cesta.

Ja, ja, ja… Pues sí. De momento estamos teniendo suerte. Es una profesión en la que te dejas todo. Pienso que tu profesión no puede ser ajena a tu vida, está totalmente unida a ella y hay que estar dispuesto a sacrificar muchas cosas. Te quedas sin veranos, sin inviernos y renuncias a muchos planes. Ser actor es muy complicado, y después de la pandemia aún más.

La pandemia ha castigado a todos los sectores...

Pero creo que el de la cultura ha sido el más olvidado. Las condiciones, si antes parecían precarias, ahora lo son más. Antes de la pandemia se decía que únicamente el 8% de la profesión vivía de ser solo actor, y ahora es el 3%. La situación para los actores está siendo devastadora.

Fue usted una promesa juvenil del Athletic, ¿no cree que le hubiera ido mucho mejor en lo económico jugando al fútbol?

Eso sin duda, pero solo si hablamos a nivel de sueldo. Lo que ocurre es que esto me gusta más, pero no creas, a veces sueño que estoy jugando en el Athletic, que estoy en San Mamés. Me hubiera gustado tener dos vidas: en una sería actor y en la otra futbolista, pero había que decidirse por una de ellas, y aunque el fútbol me fascinaba mucho, la interpretación aún más y estoy más en mi mundo. Me siento más unido al mundo de los actores que al de los futbolistas.

¿Qué veía de joven en la interpretación?

Desde pequeño soy un fanático del cine, del teatro y de la televisión. De niño me aprendía capítulos enteros de Farmacia de guardia, de Compañeros o de 7 vidas, y los repetía. También se lo debo a mis padres, que me han llevado desde siempre al teatro. Ellos me han inculcado el amor por la cultura, por todo tipo de cultura, así que les ha salido el tema mal.

Lander Otaola es un actor que le da a casi todo, pero hubiera querido ser futbolista, payaso, periodista... Oskar González

¿Mal?

Claro, que les salga un hijo actor y encima por su culpa. Ja, ja, ja… En serio, cuando llegó la Selectividad yo sacaba buenas notas, y había que tomar una decisión. Mis padres me decían que por qué no hacía Periodismo o Filosofía. Me gustaban mucho las dos, pero decidí arriesgarme por lo que más me gustaba: la interpretación, y ellos me apoyaron. Y de momento tengo que decir que el tema me está saliendo bien.

Aunque dice que la pandemia fue un lastre, no le ha ido tan mal. En su haber durante este tiempo tiene García y García y La vida padre.

Tengo que decir que en García y García hice un personaje muy pequeñito, pero interesante. También rodé El cover, la primera película de Secun de la Rosa. Y el año pasado, en verano, grabé La vida padre, también hice una función con Ylenia, Amor y humor, y estuve en Los Gondra. Pero durante ese tiempo de pandemia a lo tonto me tiré cinco meses sin trabajar y no tenía paro. Fueron cinco meses de supervivencia. 

Comenzó en televisión en ¡Vaya semanita! Ahí sí que ha pasado el tiempo...

Y tanto. Había hecho ya La máquina de pintar nubes, Bon apetit, Zorion perfektua y Zukalde kontuak, así que después de cuatro películas apareció la televisión y mi estreno fue en ¡Vaya semanita! Hice un casting y pensaba que no me iban a coger, fui sin ningún tipo de esperanza y resulta que estuve una temporada entera allí. Y tengo recuerdos maravillosos. Han pasado muchos años, doce, desde que estuve en ese espacio, y la gente por la calle, y no solo en Euskadi, también en el resto del Estado, me sigue reconociendo. Creo que es uno de los programas más míticos de ETB, uno de sus grandes éxitos, y me parece un honor haber estado allí.

Es usted muy variado y pasa de la comedia al drama sin parpadear. ¿Qué es lo que más le gusta?

Que el personaje esté bien y que lo que se cuente sea una historia que resulte maravillosa. Me da igual el género, el tipo de proyecto o el medio. Quiero proyectos en los que note que puedo aportar algo. Si no es así, si pienso que no voy a aportar nada o que no soy el actor indicado, suelo decir que no. Es como si tuviera dos carreras. En teatro hago muchísimo drama, y sin embargo, en cine o tele casi siempre hago comedia.

"A veces sueño que estoy en San Mamés jugando con el Athletic”

Estuvo en Amar es para siempre, una serie diaria. ¿Difícil?

Iba a ir para once capítulos y al final hice cincuenta y dos. ¿Difícil? No lo sé, pero sí que puedo decir que es de las experiencias más gratificantes que he tenido en mi vida. Amar es para siempre es una de las series en las que más a gusto he estado. Tengo que reconocer que el ritmo era frenético, hacíamos unas diez secuencias diarias y teníamos que aprendernos de un día para otro diez páginas de guion, pero a pesar de todo el esfuerzo que suponía me lo pasaba genial, aprendí muchísimo y mantengo amigos que ya lo son para toda la vida, como David Castillo, Natalia Ugarte, Angie… Fue un equipo maravilloso. Estuve trabajando en Amar es para siempre a la vez que en Patria, y en las dos hacía de etarra. 

Pero en diferentes épocas.

Sí. Hubo que unificar el look de las dos porque no estaban ubicadas en el mismo tiempo. Una estaba ambientada a principios de los 70 y la otra a finales de los 80.

¿Y cómo lo consiguió?

Mi repre habló con las de maquillaje de las dos series y se pudo conseguir. 

Patria fue la gran serie de 2020. ¿Fue competido el casting?

No lo sé, yo no hice casting. Me llamó mi repre el día de mi cumpleaños y me dijo: “Te quieren en Patria para un personaje secundario, solo saldrías en cinco capítulos”.

¡Vaya regalo de cumpleaños!

Sí, la verdad. Rodar una serie para HBO fue un honor, además de toda la expectación que levantó. Para mí, que soy un fanático de series como Los Soprano o A tres metros bajo tierra, hacer una serie para HBO fue un sueño cumplido. Coincidí con gente como Loreto Mauleón. Ella y yo hicimos nuestra primera película juntos, La máquina de pintar nubes, así que fue muy bonito reencontrarnos diez años después. También estaban Eneko Sagardoy, que es muy amigo, Jon Olivares… Este proyecto fue un placer.

En televisión está de nuevo a las órdenes de Secun de la Rosa.

Sí, en True story. Cada capítulo es independiente y yo estoy en uno de ellos. En el que trabajo se cuenta la vida de un conocido futbolista, pero no te puedo contar más. Es un proyecto internacional y se va a emitir en muchos países. Con Secun, al fin del mundo. Él me dio la oportunidad de hacer El cover, me escribió por Twitter en privado diciéndome si quería estar en su peli y no lo dudé. Cuando me llegó el guion vi que era uno de los protas y era un musical, algo que no hay mucho en cine. Me dio la oportunidad de cantar el Ne me quitte pas de Jacques Brel, que además es una canción que me fascina. Creo que es uno de los directores emergentes más potentes del momento.

Y un hombre muy peculiar.

Es increíble a nivel cultural. Tiene un universo propio fascinante. La gente conoce su faceta como actor, porque es estupendo en comedia, drama y lo que le echen, pero creo que Secun de la Rosa como director y guionista es aún mejor. Tiene mucho que aportar al sector de la cultura.

Volviendo a usted, dicen las malas lenguas que de pequeño quería ser payaso.

Mis padres me ponían a Fofó, Fofito… Eran capítulos antiguos, porque cuando yo era niño ya no estaban en activo en la tele y me fascinaban los circos y esa cosa medio triste que tienen los payasos, pero a la vez alegre y con un punto sórdido. Fíjate, mi idea era poner de mayor un circo en la plaza Indautxu de Bilbao. Era lo que les decía a mis padres. Es evidente que nunca lo hice, pero mi idea era ser payaso, me fascinaba.

Otra de sus tentaciones fue ser periodista. Antes decía que necesitaría dos vidas, pero creo que alguna más también sería necesaria para cumplir todos sus sueños.

Sí. Era algo que también me atraía desde pequeño, me sentía a gusto escribiendo y redactando. He escrito mucho teatro y he sacado una novela. No sé si hubiera sido un buen periodista o no, pero es una profesión que respeto y valoro mucho.

Debe ser de los pocos.

Pues es una profesión que la sociedad necesita. Me encanta y estuve tentado. Fue a raíz de la serie Periodistas, cuando me enganché completamente y quería ser el personaje de Álex Angulo. Quería escribir artículos y meterme en problemas. ¿Qué te parece?

Que Periodistas ficciona mucho la profesión. No hay muchas redacciones así. Hablemos de su libro. ¿De qué va Mala persona?

Es una historia que habla de la mediocridad, un libro generacional. Habla de toda esta gente que nació a finales de los 80 y principios de los 90. Nos prometieron que si estudiábamos una carrera, hablábamos idiomas y teníamos un máster, a los treinta años tendríamos un piso.

Y no ha sido así.

No. Ha llegado la treintena y eso no ha ocurrido. Tengo amigos con idiomas, carrera y máster, y la mayoría está viviendo con sus padres o con unos alquileres desorbitados. Cobran sueldos terribles, muy bajos. Mi libro habla de esta generación que nos ha tocado vivir, esa que parecía que se iba a comer el mundo y ha sido el mundo el que nos ha comido a nosotros.

Vuelve a Bilbao con teatro.

Con Yo soy Pichichi. Vamos a estar toda la Aste Nagusia en la sala BBK. Se cumplen cien años de la muerte de Pichichi y teníamos claro que este texto volvería cuando estuviera mejor el tema de la pandemia.

¿Va a haber gira con esta obra?

Habrá gira internacional por Bilbao, je, je. Hemos pasado el charco, del Pabellón 6 a la sala BBK. Es suficiente con haber saltado la ría. Espero que llenemos, porque vamos a taquilla. Como no llenemos puede ser dramático para el equipo.

¿Estará Ylenia?

Por supuesto. Ella y yo parecemos últimamente Pajares y Esteso. Procuramos estar en todos los proyectos juntos. Sobre todo en teatro en los últimos años no hemos parado de trabajar juntos. Estamos felices, nos amamos, nos respetamos, nos caemos bien y nos encanta estar el uno al lado del otro. Además de quererla como pareja, la admiro mucho como artista. Disfruto viéndola en el escenario.