Las autoridades de la región etíope de Tigray han denunciado que al menos 1.400 personas han muerto de hambre en el país desde la suspensión de la ayuda internacional en junio en respuesta al robo de una enorme cantidad de alimentos de los almacenes de asistencia.
Las informaciones apuntan a que varios altos cargos etíopes estaban presuntamente entregando alimentos a militares o desviándolos para su posterior comercialización, en vez de entregarlos a la población civil. La cantidad de alimentos robados era suficiente como para dar de comer durante un mes a 130.000 personas.
Tras conocer el robo, la Agencia Internacional para el Desarrollo de Estados Unidos (USAID) y el Programa Mundial de Alimentos de la ONU decidieron suspender la ayuda a la región. Las autoridades tigriñas lanzaron una investigación particular que señala a 186 individuos pertenecientes tanto a organizaciones estatales etíopes, eritreas o de la propia región.
El responsable tigriña Gebrehiwet Gebrezgabher ha informado de la cifra de fallecidos a la cadena BBC mientras el PMA ha indicado al medio británico que está acelerando sus esfuerzos para la reanudación de los envíos.
Tigray fue escenario desde 2020 hasta 2022 de uno de los conflictos más sangrientos de la historia reciente del continente africano; una guerra entre el Ejército etíope, Eritrea y fuerzas de la vecina región de Amhara contra el Frente Popular para la Liberación de Tigray (TPLF), las antiguas autoridades de la región, que se saldó con entre 100.000 y 600.000 muertos, según respectivas estimaciones de las autoridades etíopes y de la Unión Africana.