Liz Truss y Rishi Sunak, aspirantes a suceder a Boris Jonhson como primer ministro británico, visitaron este martes Escocia en busca del apoyo de los votantes unionistas, con la promesa de un mayor escrutinio al Gobierno regional independentista, que aspira a otro referéndum en 2023.

En la localidad de Perth, con amplia tradición conservadora hasta las pasadas elecciones locales de mayo, en las que el Partido Nacional Escocés (SNP) arrebató su hegemonía, Truss, la favorita para ganar las primarias del Partido Conservador, indicó que exigirá una mayor transparencia al Ejecutivo escocés si accede a Downing Street.

Truss criticó que la ministra principal escocesa, Nicola Sturgeon, se centre en fomentar la "división constitucional" en lugar de en las prioridades sociales.

"Me aseguraré de que mi Gobierno hace todo lo necesaria para que los representantes electos hagan que la administración autónoma rinda cuentas por no brindar los servicios públicos de calidad, en particular en sanidad y educación, que los escoceses merecen", afirmó.

El otro contendiente al puesto de primer ministro, Rishi Sunak -exministro de Economía-, prometió que como jefe del Ejecutivo obligaría al secretario permanente del Gobierno escocés, el más alto funcionario de la administración autónoma, a comparecer anualmente ante Westminster, en Londres.

"Durante demasiado tiempo, el Partido Nacional Escocés ha sido capaz de ocultar sus fracasos eligiendo y seleccionando los datos que publica. Yo cambiaría eso, asegurando que el Gobierno escocés rinde cuentas y asegurando que nuestros servicios públicos estén mejor gestionados", declaró.

"El futuro del Reino Unido es brillante, pero nuestra unión debe trabajar junta, todas las naciones hombro con hombro, para lograrlo", agregó.

Sturgeon ambiciona celebrar un nuevo referéndum por la independencia en octubre del próximo año.

La consulta necesita del permiso del Gobierno central, algo que el saliente primer ministro Johnson ya denegó al considerar que "no es el momento" de otra consulta, después de que en 2014 los escoceses votaran por permanecer en el Reino Unido.

Tal y como dispone el Acta de Escocia de 1998, que regula las relaciones entre Londres y Edimburgo tras la descentralización del Parlamento británico, es la Cámara de los Comunes la que puede legislar sobre el futuro de la unión.

La legalidad de que Sturgeon convoque la consulta sin contar con el Ejecutivo central será evaluada por el Tribunal Supremo británico los próximos 11 y 12 de octubre.

En caso de que los jueces tumben sus planes, Sturgeon ha avanzado que utilizará las próximas elecciones generales (2024) como un "referéndum de facto".