- Una misión de observadores de la ONU sospecha que “miles de personas civiles” han muerto en Mariúpol como consecuencia de la invasión rusa, lo que podrán verificar cuando consigan tener acceso a esta ciudad que ha quedado ampliamente destruida tras meses de asedio. La Oficina de Derechos Humanos de la ONU ha corroborado la muerte de cerca de 3.400 civiles desde que empezó la guerra, “pero las cifras reales son mucho más altas, el gran agujero negro es Mariúpol, donde es difícil corroborar la información”, dijo la jefa de los observadores, Matilda Bogner, en una rueda de prensa celebrada ayer en Ginebra. “En términos de todo el país, todo lo que puedo decir es que hay miles (de muertos civiles) más de los que hemos podido verificar hasta ahora”, declaró.
Bogner señaló que en visitas y recorridos por 14 localidades en las regiones de Kiev y Chernígov los observadores de la ONU recogieron informaciones sobre la muerte de más de 300 hombres, mujeres y niños, en particular en zonas al norte de la capital ocupadas por tropas rusas hasta fines de marzo.
En estos lugares, la misión de la Oficina de Derechos Humanos de la ONU, dirigida por la alta comisionada Michelle Bachelet, ha recopilado pruebas de asesinatos, ejecuciones sumarias, torturas y violencia sexual. “Cada muerte es una tragedia. Dependiendo de las circunstancias, la muerte de un solo civil o de alguien que no participa en los combates puede ser un crimen de guerra porque son personas protegidas por el derecho internacional”, manifestó Boger.
Algunos crímenes eran selectivos, pero otros eran totalmente al azar, contra gente que transitaba en sus vehículos o que intentaba cruzar una calle. También se sabe de francotiradores que disparaban contra civiles con el motivo aparente de disuadir a la gente de salir de sus casas. No obstante, “tomará tiempo entender toda la magnitud de lo que ha ocurrido, aunque lo que hemos visto hasta ahora ofrece una idea clara de cuáles son las preocupaciones.
La misión de la ONU trabaja en Ucrania desde 2014, tras el estallido del conflicto en la región oriental del Donbás, fronteriza con Rusia y alentada por este país a través de grupos armados separatistas a los que suministró armamento y mercenarios. Actualmente, la misión tiene varias oficinas en distintas localidades y 55 observadores en Ucrania, que se han desplazado para verificar y documentar la destrucción y los crímenes cometidos desde el pasado 24 de febrero, cuando se inició la guerra.
Bogner dijo que desde entonces la forma en que Rusia ha conducido las hostilidades ha cambiado, pues ha pasado de atacar inicialmente objetivos militares a bombardear áreas pobladas con el consiguiente impacto en la población. La misión no ha podido recoger directamente información en las zonas bajo control de Rusia o donde el conflicto está activo.
Lo cierto es que pese a que el pasado sábado la autoridades ucranianas dieron por completada la evacuación de todos los civiles de la acería de Azovstal, según señaló ayer Petro Andriuschenko, asesor de la alcaldía de la ciudad de Mariúpol, al menos 100 civiles ucranianos continúan refugiados en las instalaciones de la planta de acero.
“Mariúpol. Azovstal. Además de los militares, al menos 100 civiles permanecen en refugios. Sin embargo, esto no reduce la densidad de los ataques de los invasores”, escribió en su cuenta de Telegram el asesor municipal, informó ayer la agencia Interfax-Ukraine. También dijo que “la artillería pesada y la aviación continuaron bombardeando la planta durante todo el día. Los intentos de asalto por tierra siguen sin tener éxito. Pero la ciudad vuelve a escuchar el sonido de los cañones”, precisó Andriuschenko.La situación en la gigantesca planta siderúrgica, último bastión ucraniano en la ciudad, no se puede contrastar con fuentes independientes, dado que las tropas rusas controlan prácticamente toda la ciudad y han impuesto sus propias autoridades.
El Gobierno de Ucrania confirmó el pasado fin de semana que todas las mujeres, niños y ancianos que permanecían refugiados en estas instalaciones habían sido evacuados. Allí quedaron, según Kiev, un grupo de militares ucranianos, la mayoría de ellos pertenecientes al denominado regimiento de Azov, considerado una rama militar ultranacionalista.
Svyatoslav Palamar, subcomandante del Regimiento Azov, señaló el pasado lunes en declaraciones a Canal 24 que la situación era crítica para los militares heridos debido a la falta de medicamentos. “La situación es difícil, crítica. No hay suficientes medicamentos. Ya no tenemos instrumentos quirúrgicos. No hay opción de prestar atención médica cualificada”, subrayó, al tiempo que habló de cientos de bajas.
Por otro lado , según la cuenta de Telegram de la Alcaldía de Mariúpol, durante en las últimas 24 horas se realizaron 34 vuelos sobre la planta de Azovstal. Estas incursiones incluyeron ocho vuelos de bombarderos estratégicos. También continuba operando la artillería naval y convencional rusas del tipo de sistema de Lanzamiento Múltiple de Cohetes (MLRS) y con el empleo de tanques.
Izium
Un total de 44 cuerpos fueron localizados entre los escombros de una casa destruida por los bombardeos rusos en Izium (este), informó ayer el jefe de la Administración Militar Regional de la zona de Járkov, Oleh Synehubov,
Bucha
La ministra alemana de Exteriores, Annalena Baerbock, viajó ayer a Bucha, localidad en la que se hallaron varios cientos de cadáveres de civiles.
Lituania
El Parlamento lituano aprobó ayer una resolución que califica las acciones rusas en Ucrania como genocidio y a Rusia como un Estado terrorista.