- Las tropas rusas siguieron ayer avanzando en el Donbás, en el este de Ucrania y donde el Ejército ucraniano resiste las acometidas de la artillería y la aviación rusas, cuyo objetivo es conquistar todo el territorio de las regiones de Donetsk y Lugansk, mientras Kiev logra respirar con cierta tranquilidad tras más de un mes de asedio. “Las fuerzas rusas se están concentrando en Donbás, hacia Járkov, y se están preparando para ataques aún más poderosos”, declaró el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, en un mensaje de vídeo difundido on line.

Desde la mañana, las milicias prorrusas de Donetsk tomaron parcialmente la localidad de Novobájtumovka, ubicada al norte de la capital regional, tras enfrentarse a unidades de la 25 brigada aerotransportada del Ejército ucraniano, según informó el Ministerio de Defensa ruso en su parte matutino.

El portavoz de la entidad castrense rusa, Igor Konashénkov, señaló que las milicias habrían causado hasta 40 bajas a las tropas ucranianas, además de destruir un pelotón de tanques, dos pelotones de infantería motorizada, y una batería de morteros.

La parte rusa informó también del derribo de dos helicópteros Mi-24 ucranianos, uno en la región de Sumy, al sur de Járkov, y otro al norte de la ciudad portuaria de Mariúpol, que resiste desde hace cerca de un mes el asedio de las tropas rusas, todo en el este del país.

Por su parte, las milicias de Lugansk continuaron su ofensiva y bloquearon por el este y el sur la localidad de Borovskoye, y causaron a las fuerzas ucranianas unas 30 bajas, además de destruir cinco blindados, según el parte vespertino militar ruso.

Con el fin de evitar el envío de refuerzos al Donbás, los militares rusos destruyeron con misiles de alta precisión blindados, cisternas con combustible y almacenes de pertrechos en las estaciones de ferrocarril de Lozovaya y Pavlograd, en las regiones de Járkov y Dniepropetrovsk, respectivamente.

De los ataques rusos tampoco escapó el aeródromo militar de Mirgorod, ubicado en la región de Poltava, donde fueron aniquilados varios helicópteros de combate y un avión, además de depósitos de combustible y pertrechos.

Mientras, continúa el asedio de Mariúpol, donde las fuerzas rusas habrían estrechado el cerco de las tropas ucranianas e incluso roto sus defensas hasta separarlas en dos grupos, uno de los cuales se atrincheró en la fábrica Azovstal.

El líder checheno, Ramzán Kadírov, anunció en su canal de Telegram que las unidades chechenas que combaten en la ciudad portuaria habían comenzado el asedio de la fábrica, y aseguró que estaban “firmemente decididas a expulsar a toda esa escoria de seguidores del líder colaboracionista ucraniano Stepán Bandera del territorio de la empresa”.

En tanto la situación se va calmando en el centro del país tras el anunciado repliegue del Ejército ruso. En el entorno de Kiev y en la provincia septentrional de Chernihiv, el Ejército ucraniano fue ganando más terreno en las áreas que estuvieron bajo ocupación rusa, a medida que sus tropas continúan su retirada del norte del país “de forma lenta pero evidente”, confirmó Zelenski.

Bucha, ciudad del noroeste de Kiev que sufrió un duro asedio ruso, fue ayer “liberada”, según anunció su alcalde Anatoly Fedoruk, y controlada en su totalidad por las fuerzas ucranianas, que también recuperaron el control del estratégico aeropuerto de la vecina Hostomel, tomado por los rusos en los primeros días de la invasión.

Los equipos de emergencias han proseguido con las tareas de evacuación de residentes tanto en Irpin como en Bucha, donde la mayoría de los que quedan son ancianos.

Las primeras imágenes del interior de Bucha muestran un grado de devastación similar al visto días atrás en Irpin, con cadáveres de civiles maniatados por las calles; mientras que las autoridades han recordado que aún es pronto para volver a las zonas liberadas ya que los rusos han minado terrenos en su repliegue.

“Todavía es imposible volver a la vida normal, tenemos que esperar recuperar nuestra tierra y siempre que se tenga la certeza de que no habrá nuevos bombardeos”, insistió Zelenski.

En el centro de Kiev ayer se respiraba cierta tranquilidad, aunque las alarmas antiaéreas sonaron un par de veces en la tarde, con más gente paseando por la calle y más cafeterías abiertas, sin que haya disminuido la presencia militar ni se hayan retirado las numerosas barricadas.

Por otra parte, El jefe de los servicios humanitarios de la ONU, el británico Martin Griffiths, viajará este domingo a Moscú para tratar de impulsar una tregua en Ucrania, según avanzó hoy el secretario general de la organización, António Guterres.

Griffiths tiene previsto visitar posteriormente Kiev para discutir con las autoridades ucranianas esa iniciativa para un alto el fuego humanitario que el propio Guterres planteó por primera vez esta semana.

En declaraciones a los periodistas, Guterres confirmó que tanto Rusia como Ucrania habían aceptado recibir a Griffiths para abordar su propuesta de alto el fuego.

168 niños. Al menos 1.325 civiles fallecieron desde que hace más de cinco semanas comenzara la invasión rusa de Ucrania, entre ellos 120 niños, indicó este sábado la Oficina de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, que aclaró que éstas son las víctimas verificadas pero que la cifra real puede ser mucho mayor. Los civiles heridos en el conflicto confirmados por la ONU ascienden a 2.017, entre ellos 168 niños, de acuerdo con las cifras que actualiza diariamente la oficina dirigida por la alta comisionada Michelle Bachelet.

Sin actualizar los muertos. La cifra real de fallecidos “podría ser considerablemente mucho mayor” ya que sólo hay información parcial y no actualizada de algunas de las zonas de mayores hostilidades, incluidas localidades sitiadas por tropas rusas tales como Mariúpol, Volnovaja, Izium o Irpin. La oficina insiste en que la mayoría de las víctimas civiles murieron o resultaron heridas por el uso de explosivos, incluidos proyectiles lanzados por artillería pesada, sistemas de lanzamiento múltiple de cohetes, misiles y bombardeos aéreos. El derecho internacional considera que los ataques perpetrados contra civiles e infraestructuras no militares en un conflicto pueden constituir crímenes de guerra, al igual que el lanzamiento de bombas de racimo.