Susana del Río Villar (Madrid, 1966) cree firmemente en la Unión Europea (UE). El Brexit, los refugiados, la irrupción de Macron... El viejo continente se ve sacudido por un cúmulo de frentes que hace más necesario un buceo por el tercer libro que publica esta miembro del Comité de Expertos de la UE.
Ha pasado un año del ‘Brexit’. ¿Ha sido tan grave el resultado de la votación como se esperaba?
-En su momento fue un colapso, una tristeza y un golpe duro para la UE. No hay duda de que el Reino Unido tiene mucho peso por su situación a todos los niveles: política, geográfica, etcétera. La UE es un proceso en el que hay que avanzar y seguir trabajando. Además, tiene esa capacidad de rehacerse. Esto no había pasado nunca y, aunque está recogido en el artículo 50 del Tratado de Lisboa cuál es el procedimiento para que un país pueda salir de la UE, daba cierto vértigo a las instituciones europeas, a nuestros representantes políticos y a los propios ciudadanos pensar que el Reino Unido había votado que quería irse. También es algo que ha generado mucha solidaridad, sobre todo con los jóvenes que sí quieren permanecer en la UE. Votó un segmento muy amplio de más de 50 años para el que pesaron cuestiones más domésticas e internas o algunos temas no muy bien explicados de economía o inmigración. Eso manipula temas tan importantes como es el de continuar perteneciendo a la UE. Pensé mucho en todos los jóvenes que están en universidades británicas que quieren ser ciudadanos de la UE, con sus derechos y deberes, que quieren seguir moviéndose por la UE con libertad. Eso es muy duro. Para la Unión Europea ha supuesto un temblor, pero ha servido para que la UE muestre su unidad y capacidad con un modelo de negociación para el Brexit muy trabajado.
¿Cuáles son los asuntos más conflictivos que toca afrontar en la negociación del ‘Brexit’?
-Reino Unido nunca ha sido un país plenamente integrado en la UE. Están el tema económico, las prestaciones sociales, la educación... Todos esos temas están ahí, pero el corazón de la negociación es que los ciudadanos de la UE que viven en el Reino Unido y los ciudadanos británicos que viven en la UE puedan seguir conservando sus derechos, sobre todo los primeros. Movilidad, estudios para los hijos, derechos sociales, sanidad, tarjeta sanitaria europea... Y todos los subtemas que se desglosan. Estos temas enlazados a los derechos de los ciudadanos son lo primero. Constituyen el corazón de la negociación. El Parlamento Europeo (PE) deja claro desde el principio que no puede haber ciudadanos de segunda y que los derechos de los ciudadanos deben ir primero. El PE está mostrando su fuerza y su poder. Si el Parlamento Europeo no da el sí final, no hay acuerdo.
¿Cree que habrá un acuerdo satisfactorio?
-Yo creo que sí. A las dos partes, UE y Reino Unido, les interesa llegar a un acuerdo. Todos queremos que sea el máximo común denominador, no el mínimo, y que en temas tan importantes como son los derechos de los ciudadanos no haya rebajas, que haya una garantía real. Creo que a las dos partes les interesa llegar a un buen acuerdo. Es la voluntad que están expresando, porque les interesa a todos, sobre todo al Reino Unido: la libra ha caído, hay empresas multinacionales que están ya buscando en dónde reubicar sus sedes centrales?
¿Las instituciones europeas están reaccionando ante la crisis de los refugiados?
-Yo he sido crítica. Aunque soy muy europeísta y muy defensora de las instituciones europeas como referente para los ciudadanos y para el sistema político. Ver personas refugiadas con sus hijos, que no saben dónde ir, que no les aceptan en un país, que llegan dejándolo todo en sus países de origen y que no tienen para dar de comer a sus hijos, por humanidad y como madre, me parece horrible. He dicho muchas veces que la UE tenía que actuar de forma urgente. Se critica la lentitud de la UE y eso no es real. Lo que pasa es que hay que llegar a acuerdos con 28 Estados miembros. Por mucha prisa que la UE marque, son los Estados los que tienen que actuar, que llevar a cabo la aplicación de la normativa marcada por la UE. He sido crítica, en ciertos momentos daba la sensación de que no tomaban con tanta urgencia el tema como debía ser, pero en esta última etapa la UE está controlando, auditando a los Estados miembros y buscando permanentemente qué solución dar.
¿Qué significa para Europa la aparición de Macron?
-Emmanuel Macron para Europa ha significado un respiro. Francia es Francia y la unión entre Alemania y Francia como motores es importante. Es un respiro enorme. Es un político muy inteligente. Siempre digo que Europa tiene que dar un mensaje de gran política. Es el momento. Y lo está dando. Macron sabe dar ese mensaje de gran política. Es líder. Necesitamos líderes que nos conduzcan, un timón para la democracia supranacional europea. Macron lo es. Le necesitamos y necesitábamos mucho que no saliese Marine Le Pen, porque era un retroceso en temas humanitarios, del euro, de refugiados? Era peligroso. Eso ha servido para frenar los populismos y que haya una reflexión profunda tanto a nivel político como social de lo que está sucediendo. El único pero que le veo a Macron como político es que sea demasiado líder él solo. Necesita de Merkel, otra líder con mucho peso, y de todos los jefes de Estado de los Estados miembros de la UE. Pero es inteligente y sabe que es fundamental trabajar de manera conjunta. Creo que Macron lo va a hacer muy bien. Es un respiro y una esperanza para la UE del futuro, su liderazgo fortalece a Europa.
Ha publicado su tercer libro.
-Mi tercer libro se titula Europe: Project and Process. Citizens, Democracy, Participation . Es un libro muy actual porque explica que la UE es proyecto y proceso y siempre, dentro de su esencia, tiene esas dos virtudes. Eso hace posible que sea capaz, como en esta etapa clave, de rehacerse salvaguardando sus pilares esenciales, fundamentalmente en relación a valores y a su sistema político supranacional.
¿En qué consisten sus proyectos ‘Upgrading Europe’ y ‘Erasmus+AGM+’?
-Upgrading Europe es un proyecto creado para dar visibilidad a los logros de Europa, con un espacio de debate y de análisis constructivo de lo que está pasando. Y el segundo, muestra al nuevo programa Erasmus+ en el que el deporte es eje prioritario junto con educación, formación y juventud. Quiere fortalecer el sentimiento común europeo a través de un catalizador tan importante como es la unión de educación con deporte. Unir la carrera universitaria con la carrera deportiva, pero con excelencia académica. Que puedan compaginar las dos cosas. La herramienta es una plataforma tecnológica muy potente en la que universidades europeas están subiendo sus datos de estudios, infraestructura y qué deportes se pueden practicar en sus campus.
¿Está bajando el sentimiento europeísta de la ciudadanía?
-Yo creo que está subiendo. En el último Eurobarómetro se reflejó así. Ha llegado un momento en el que los ciudadanos se preocupan por informarse y cuando ven lo que está pasando, el ciudadano quiere seguridad, quiere una defensa común, un euro potente, una unión fiscal y bancaria real, quiere que nuestros hijos sigan teniendo las ventajas de poder estudiar o trabajar en otro país, viajar con el euro, que vuelva a haber un repunte en la creación de empleo, quieren políticos que trabajen para que su voto tenga una expresión real? El ciudadano audita a sus políticos y más a los que ha votado. Creo que va a seguir subiendo y en las elecciones de 2019 veremos un incremento positivo de la participación.
¿Qué cambios puede haber respecto a las anteriores elecciones?
-Las elecciones de 2014 expresaron un hemiciclo más variado. Eso es bueno, pero hay etapas. Tampoco viene mal que haya etapas con un hemiciclo con menos colores parlamentarios, pero con una capacidad de voto para sacar temas adelante, con un poder legislativo muy definitivo para temas prioritarios y urgentes. También hay legislaturas en las que es muy interesante que grupos diferentes tengan esa capacidad de voto y de opinión. Creo que las elecciones al Parlamento Europeo de 2019 van a ser las más políticas y las más sociales. Puede parecer contradictorio, pero no lo es. Serán las más políticas porque la UE está volviendo a buscar su rumbo, su futuro, su propia definición. Y las más sociales por los temas que preocupan a la sociedad, como refugiados, terrorismo, economía, cambio climático... Y también porque, frente a los populismos, llegan Macron y más políticos que están transmitiendo el mensaje necesario al ciudadano de a pie. El ciudadano sabe más sobre la UE, el ciudadano es más maduro en cuanto a política. Ve que los temas importantes para su economía, su seguridad o los temas humanitarios, se tratan en Europa y que se les da respuesta a nivel europeo.