londres - Mientras la nueva primera ministra británica, Theresa May, daba con cuentagotas los nombres del equipo de su gabinete, el recién nombrado ministro para el Brexit, David Davis, fijó ayer en diciembre de 2018 la fecha clave para que se produzca la salida de Reino Unido de la Unión Europea.

Un euroescéptico convencido, quiere “un enfoque rápido pero a medida” para conseguir el Brexit y nuevos acuerdos comerciales cruciales con países de todo el mundo. Además, comparte la visión con May de no apelar a la desactivación inmediata del ya famoso artículo 50 del Tratado de la Unión Europea, sino que ambos son partidarios de esperar hasta finales de año.

Davis se muestra confiado de que algunos de los beneficios económicos del Brexit se materializarán “incluso antes de la probable salida oficial de la UE en torno a diciembre de 2018”, según publicó en un detallado artículo en la página del partido conservador días antes de ser nombrado ministro por May. “Tenemos mucho más que ganar que tenemos que perder”, repitió Davis durante la campaña del referendo. Además, reconoce que sabe que sus colegas europeos le han apodado “bastardo con encanto”.

Como responsable de la cartera del Brexit cree que Reino Unido debería tener “un poco de tiempo” antes de activar el artículo para así reforzar las posibilidades de obtener “el resultado ideal”. Diputado por la circunscripción de Haltemprice y Howden, cree que todas las estimaciones económicas están sujetos a los “caprichos de la economía mundial”, por lo que cree en una estrategia económica para Londres basada en el comercio mundial “para construir su lugar en el mundo”.

Una de sus primeras intenciones pasa por que Reino Unido mantenga reuniones con Estados Unidos, Australia, China e India, para derribar las barreras comerciales y estrechar acuerdos flexible. Pese a la caída de la libra, Davis cree que pronto se estabilizarán los mercados y habrá un aumento sustancial de la inversión extranjera directa y de capital interno.

Desde Berlín, la canciller Angela Merkel anunció a través de su portavoz que aspira a una “cooperación buena y estrecha” con el gobierno de May. Además, el ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble, también llamó a que los políticos hagan “todo lo posible” para que la decisión del Brexit tomada en el Reino Unido tenga los menos efectos negativos posibles.

nombramientos polémicos La jornada de ayer de la nueva primera ministra británica estuvo marcada por las sucesivas reuniones en el número 10 de Downing Street y el anuncio a cuentagotas de los miembros de su gabinete, donde repetirán pocos de los que estuvieron presentes en el mandato de su predecesor, David Cameron.

Así, los ministros clave de May serán Philip Hammond al frente de Economía; Amber Rudd, en Interior; Liz Truss, en Justicia; Michael Fallon, en Defensa, y Boris Johnson, en Asuntos Exteriores.

Precisamente, el nombramiento de este último recibió muchas críticas, tanto desde dentro del Reino Unido como de Europa y el resto del mundo. Así, la laborista británica Yvette Cooper sugirió cómo el nombramiento de Johnson responde a la necesidad de May de tener “un culpable” si las negociaciones del Brexit no son exitosas.

Muchos dudan de sus habilidades para ser jefe de la diplomacia, pues tan pronto escribe poemas para insultar al presidente de Turquía, Recep Erdogan, como se mete con el presidente estadounidense, Barack Obama, o establece un paralelismo entre los políticos de la UE por su ambición de unir a Europa con la que tenía el dictador Adolf Hitler.

Por su parte, su homólogo francés, Jean-Marc Ayrault, advertía de cómo “mintió al pueblo británico y ahora se encuentra entre la espada y la pared”. Más duro fue incluso el primer ministro sueco Carl Bildt, quien escribió como le gustaría que su nombramiento “fuera una broma, pero me temo que no lo es”.

Ayer se confirmó la salida de la hasta ahora responsable de Educación, Nicky Morgan, y del titular de Economía, George Osborne, mano derecha de Cameron y cuyos presupuestos serán recordados por traer la austeridad al Reino Unido durante años. May tampoco tuvo clemencia con el titular de Justicia, Michael Gove. La primera ministra no perdonó su traición a Cameron, apoyando el Brexit, ni la puñalada al exalcalde de Londres Boris Johnson, diciendo que no estaba preparado para ser primer ministro y dejándole sin posibilidades de presentarse a las primarias conservadoras.

Sin embargo, May sí se mostró conciliadora al nombrar a su contrincante en la carrera por el liderazgo conservador, Andrea Leadsom, como ministra de Medio Ambiente. Una medida criticada por los grupos defensores del medio ambiente, quienes advierten de su historial de votación en contra de medidas clave para detener el cambio climático, incluso en contra de establecer un objetivo de reducción de las emisiones de carbono, tanto en 2012 como en 2016.

Más críticas contra May surgieron cuando se supo que abolía el Ministerio de Energía y Cambio Climático, lo cual fue denunciado como “terrible” por políticos, activistas y expertos. Además, apuntaban a cómo los asesores gubernamentales advirtieron el lunes de la necesidad de tomar medidas urgentes para preparar el Reino Unido ante más inundaciones, sequías, olas de calor y la escasez de alimentos provocados por el cambio climático.

Otro de los nombramientos que más llamó la atención fue que siguiese el titular de Sanidad, Jeremy Hunt, un ministro que ha lidiado sin éxito con las huelgas de los médicos residentes y que tendrá que hacer frente a más negociaciones que se prevén difíciles para conseguir consenso con el nuevo contrato.

Los ministros clave. Philip Hammond al frente de Economía; Amber Rudd, en Interior; Liz Truss, en Justicia; Michael Fallon, en Defensa, y Boris Johnson, en Asuntos Exteriores.

Los ‘expulsados’. Se van Osborne y Morgan, y May no perdona a Gove. En cambio, aprovecha a Leadsom para encabezar Medio Ambiente.