Síguenos en redes sociales:

Ni uno ni otro

Para la mayoría de la población, es más importante dañar al candidato rival que apoyar al propio

Ni uno ni otroFoto: Afp

la campaña electoral nortemaericana ha entrado en la recta final, ahora que los demócratas se han librado del principal obstáculo para su candidata, amenazada hasta ahora con un procesamiento. A menos de dos semanas para el comienzo las convenciones electorales, ambos candidatos se sienten ya libres de obstáculos para boxear sin guantes en la lucha presidencial. Pero los votantes están ante los dos candidatos como ante la peste y el cólera. Para la mayoría de la población, es más importante dañar al candidato rival que apoyar al propio: el 55% de los republicanos dice que votará a Trump para rechazar a Clinton, mientras que tan solo el 41% apoya de verdad al magnate neoyorkino. En el bando demócrata la situación es semejante, con el 48% favorable a Clinton y el 50% deseoso tan solo de cortar el camino de Trump a la Casa Blanca. Más de mitad de los votantes -60% de los republicanos y 57% de los demócratas- se declaran descontentos con el candidato que les ofrece su partido.

Clinton se libró de la gran amenaza de un procesamiento por su manejo irregular de los correos electrónico cuando era secretaria de Estado. Es algo que, habría dado al traste con sus ambiciones presidenciales, pero el director del FBI -James Comey- decidió que su conducta había sido irresponsable, pero no justificaba llevarla ante los tribunales. Comey decepcionó así a los republicanos que habían abrigado esperanzas de ver truncada la campaña de la ex primera dama, pero al calificar de negligente e irresponsable la actitud de Clinton ante la seguridad nacional, sus críticas seguirán pesando como una losa en la campaña demócrata. Al utilizar vías irregulares para sus correos electrónicos e incluso instalar un servidor particular en su casa para evadir el control de la cancillería, Clinton puso en peligro los secretos oficiales con unas consecuencias imprevisibles, dijo Comey quien tuvo que someterse a un intenso interrogatorio en el Congreso, donde lo convocaron para explicar su decisión de no procesar a Clinton y situarla “por encima de la ley”.

Quienes no van a estar por encima de de la ley son los funcionarios que la ayudaron en la cancillería, pues el Departamento de Estado ha decidido abrir nuevamente la investigación y, posiblemente, sancionar a los asesores más próximos de Clinton, que pueden ver sus carreras truncadas de forma irreparable.

Naturalmente, el candidato republicano Donald Trump estuvo en primera línea en criticar la decisión del FBI. No solo por Clinton, de la que ha dicho ya muchas veces que “debería estar en la cárcel”, sino contra un sistema de “privilegios a ricos y poderosos”, contra los que arremete diariamente para deleite de sus seguidores -por mucho que el propio Trump se halle entre esta clase de ricos y poderosos-.

Entre tanto, la mayoría de los votantes lamentan que las campañas sean demasiado negativas y no se centren en cuestiones esenciales, pero no por eso las consideran aburridas ni intrascendentes: el 80% de los que se han registrado para votar declaran que siguen con mucho interés la campaña, un interés no visto desde 1992.., precisamente cuando otro Clinton se convirtió en presidente. Esto no es producto del amor por los candidatos, sino de lo que está en liza en estos momentos, porque nada menos que el 74% del pais considera que se juegan mucho el próximo mes de noviembre, desde cuestiones tan importantes como el comercio internacional, la inmigración y las cargas fiscales, a la marca duradera que han de dejar en los nombramientos para el Tribunal Supremo. En este tribunal, que determina los parámetros de la convivencia política, el más joven de los magistrados tiene 56 años y los mayores andan por los 83, 80 y 78. Los nombramientos para estos cargos son vitalicios y marcan durante décadas las instituciones del país.

Ahora, a diez días antes de la convención que se abre en Cleveland el próximo 18 de julio, los republicanos todavía no se han puesto de acuerdo acerca de quienes participarán y las grandes figuras del partido como los Bush, así como algunos de los candidatos derrotados por Trump, no acudirán al encuentro, lo que hará todavía más difícil ofrecer la imagen de unidad que los candidatos a la Cámara de Representantes y el Senado necesitan para mantener las mayorías legislativas. Quien no parece interesado en esta unidad es Trump, que acabó a la greña en una reunión con los legisladores, donde se dedicó a ataques personales contra quienes le critican. E incluso rizó el rizó al dejar abierta, en declaraciones recientes, espuesta la posibilidad de renunciar al cargo presidencial en caso de ganar las elecciones que, para él, habrían sido un deporte divertido sin interés por el trofeo ganado.

De momento, Clinton parece la favorita porque la mayoría la ve más cualificada para la presidencia (56% a 30%), aunque ninguno de los dos arrasa por su honestidad personal, pues tan solo el 40 la describen como “sincera y honesta. El apoyo negro sigue siendo abrumador (91%) y es improbable que cambie, igual que entre los hispanos donde las encuesta le dan un 66%.También la favorece el calendario: Como el partido con mayoría en el Congreso es el primero en celebrar su convención electoral, los demócratas tienen la ventaja de cerrar este ciclo, lo que les permite retener la atención popular hasta el último momento del lanzamiento oficial de la campaña. La caótica campaña de Trump se enfrenta a una maquinaria disciplinada y a las arcas repletas de Hillary y del partido demócrata.