La batalla que cambió el curso de la I Guerra Mundial y a la vez cimentó las bases de la Turquía moderna y de Australia fue una carnicería. El feroz enfrentamiento entre las tropas aliadas y las otomanas por el control de una pequeña península bañada por el Egeo y un estratégico estrecho que era la llave para doblegar al Imperio Otomano se saldó con más de cien mil muertos y medio millón de heridos entre febrero y diciembre de 1915. Nunca tantos cayeron por tan poco territorio.

Turquía celebró la semana pasada el centenario de la batalla de Galípoli. Casi todos los canales de noticias turcos transmitieron en directo la ceremonia en Galípoli, al noroeste de Turquía, presidida por el jefe de Estado turco, Recep Tayyip Erdogan, y el príncipe Carlos de Inglaterra.

Mientras se sucedían desfiles militares, los jefes de Estado de numerosos países balcánicos y africanos depositaron más de una veintena de coronas ante el enorme monumento a los caídos en la batalla, el gran fracaso de Winston Churchill y una de las mayores victorias del Imperio otomano durante la I Guerra Mundial. A raíz de ella, Mustafá Kemal Atatürk, padre de la Turquía moderna, fue ascendido al grado de pasha o general, y su leyenda no dejó de crecer hasta convertirse en padre de la patria.

El príncipe Carlos subrayó en su discurso la necesidad de “recordar el heroísmo y la humanidad en ambos bandos” de los entonces enemigos y hoy aliados. En el mismo sentido, Erdogan destacó que la ceremonia honra a todos los caídos en las tierras anatolias, cerca de medio millón de jóvenes. “Los jóvenes que yacen en estas tierras no son nuestros huéspedes: son simplemente nuestros hijos”, dijo el presidente turco, en referencia a los militares del bando enemigo, enterrados en las mismas colinas que los defensores otomanos.

Además de británicos y franceses, un contingente de soldados australianos y neozelandeses, conocido bajo el acrónimo de Anzac, combatía en el bando aliado, y fueron ellos quienes protagonizaron las batallas más sangrientas tras el desembarco del 25 de abril de 1915. Hasta Galípoli, Australia era la suma de seis antiguos territorios coloniales, después fue una nación. Durante meses, los asaltantes intentaron tomar las colinas de Galípoli para expulsar a las tropas turcas de las fortificaciones que dominan el estrecho de los Dardanelos. La artillería otomana había abortado el 18 de marzo anterior un intento de la flota aliada de atravesar el Estrecho y avanzar hacia Estambul, por entonces capital del imperio. Las líneas enemigas distaban tan pocos metros entre sí que prácticamente todos los soldados de una trinchera morían en cuestión de minutos bajo el fuego cruzado, a la vez que eran reemplazados por refuerzos.

islamización En la ceremonia principal, celebrada el viernes, cuatro buques de guerra -británico, francés, australiano y neozelandés- se acercaron al disputado Estrecho, pero en lugar de ser recibidos por la artillería otomana, los recibió el Savarona, un histórico yate de lujo propiedad del Gobierno turco. Algunos medios emitieron un breve filme tipo anuncio de la presidencia, que escenifica una llamada general a las armas para defender Galípoli mientras se escucha a Erdogan recitar un poema patriótico de tonos islamistas. La composición fue criticada en la prensa turca por poner el acento en la identidad islámica de los defensores del Imperio otomano, que era un Estado multirreligioso, algo que también se reflejaba en su ejército. Es asimismo llamativa la similitud de ese anuncio con el de una campaña electoral del partido gubernamental, el islamista AKP, en las últimas elecciones generales.

Otra polémica se centró en la elección del 24 de abril como día del centenario, ya que el desembarco se produjo en la madrugada del 25 de abril, celebrado en Australia y Nueva Zelanda como el Día Anzac. De hecho, el primer ministro australiano, Tony Abbott, y el neozelandés, John Key, programaron sus respectivas ceremonias para el sábado. El presidente de Armenia, Serge Sargsián, acusó a Erdogan de haber elegido el día 24 de abril para ocultar las celebraciones del viernes en memoria del genocidio armenio. - DNA