Saná - La situación en Yemen, y en especial en la ciudad meridional de Adén, se precipita hacia el caos, lo que llevó ayer a la evacuación del país de cientos de personas, en su mayoría diplomáticos y personal de la ONU. En medio del descontrol generalizado, tras tres días de bombardeos de la coalición árabe contra el grupo chií de los hutíes, una cadena de explosiones sacudió Adén durante el saqueo de un depósito de armas, que causó decenas de muertos y heridos. Testigos relataron que las detonaciones tuvieron lugar en los arsenales de misiles y municiones del Ejército en la zona de Yabal Hedid, en el centro de la ciudad, lugar del que se elevaron llamaradas. Cientos de personas llegadas en vehículos y a pie se hallaban dentro del depósito y sus alrededores cuando se produjeron las explosiones. Otros cuarteles militares de Adén también fueron saqueados después que los soldados huyeran. En un intento de restaurar la seguridad, una brigada militar que se unió ayer a las fuerzas del presidente yemení, Abdo Rabu Mansur Hadi, comenzó a desplegar sus tanques en diversas áreas de Adén. Las milicias tribales también empezaron a efectuar labores de seguridad y control del tráfico en las avenidas de la ciudad. Es tal la peligrosidad de la situación que la noche del viernes la Marina saudí evacuó a 86 diplomáticos saudíes y extranjeros de Adén, y los trasladó a la ciudad costera saudí de Yeda en dos barcos.

Lucha de poder En Adén estableció Hadi la sede de su gobierno en febrero pasado, cuando huyó de Saná después de que los rebeldes hutíes se hicieran con el poder, pero el mandatario se encuentra al menos desde el jueves fuera del país. El presidente yemení, Abdo Rabu Mansur Hadi, abandonó ayer Egipto con destino a Riad en el mismo avión que el rey saudí, Salman bin Abdulaziz, y no tiene intención, por el momento, de regresar al Yemen. Una fuente yemení cercana al mandatario explicó que Hadi se marchó de la cumbre árabe de Sharm al Sheij para “seguir la evolución de la situación sobre el terreno”. Mientras, el expresidente yemení Ali Abdalá Saleh se habría dirigido al sur del país, que era el feudo de Hadi, según la mencionada fuente. Sin embargo, el portavoz del expresidente Ahmed al Sufi indicó que Saleh sigue en Saná y que, aunque “le hubiera gustado viajar al sur como a cualquier ciudadano yemení”, no puede debido a los bombardeos. Saleh, al que se acusa de respaldar a los rebeldes hutíes, instó la noche del viernes a la declaración de un alto el fuego en el Yemen, el cese de los bombardeos y el retorno al diálogo.

Por su parte, Hadi pidió durante su discurso en la cumbre que continúe la operación militar árabe -liderada por Arabia Saudí- en su país hasta que los rebeldes hutíes “se rindan”. El mandatario dijo que la ofensiva de la coalición debe proseguir hasta que los hutíes “salgan de las provincias e instituciones que ocuparon y devuelvan las armas, medianas y pesadas, que saquearon de los cuarteles militares”. También afirmó que los rebeldes chiíes “conspiran con Irán contra la unidad del Yemen” y provocan “discordias sectarias y regionales”.

En la cumbre de la Liga Árabe, los distintos líderes expresaron su respaldo a Hadi y a la intervención en el Yemen, considerando que el avance de los hutíes amenazaba la estabilidad regional. También abandonaron Yemen, pero desde Saná, el enviado especial de Naciones Unidas Yamal Benomar, y más de 300 personas, entre funcionarios del organismo internacional, cooperantes, representantes de empresas internacionales y sus familias. Según confirmó a Efe una fuente de la ONU, todos ellos -extranjeros y yemeníes- viajaron a bordo de tres aviones que despegaron del aeropuerto internacional de Saná. El propio aeropuerto ha sido blanco de los bombardeos, el último la noche del viernes, y las autoridades han tenido que reparar tres socavones producidos por estos ataques en una pista.

El portavoz de la coalición militar árabe que opera en el Yemen, el general Ahmed al Asiri, dijo hoy que el movimiento chií ya no posee prácticamente aviones ni centros de comunicaciones. En su rueda de prensa diaria, el militar destacó “el éxito” de las operaciones militares en su primeros tres días y apuntó que las capacidades militares de los hutíes “se debilitan día a día”. Al Asiri advirtió de que no permitirán avanzar a los hutíes hacia Adén y explicó que los aviones de la coalición atacaron en esta jornada centros de comando y control donde se reúnen cabecillas chiíes, y depósitos de armas y municiones. Otros bombardeos tuvieron como objetivo arsenales ubicados en las montañas circundantes de Saná, la Academia de la Aviación, y la base aérea de Al Dailimi, al norte de la capital, donde murieron tres personas, según informó un responsable del cuartel. La situación también se ha deteriorado en el feudo de los chiíes de Saada, en el noroeste del país, donde 428 presos huyeron hoy de una cárcel en medio de la confusión creada tras ser el edificio bombardeado por la coalición militar árabe. El bombardeo, en el que murieron además un guardia de la prisión y un reo, destruyó la entrada y otras partes de la cárcel, en la que cumplen pena personas condenadas por asesinato y narcotráfico, entre otros delitos. Las fuentes dijeron que los presos lograron escapar debido a la confusión creada por el bombardeo y en medio del humo y las llamas que emanaron de una planta de gas cercana, que resultó destruida en un segundo ataque aéreo. Esa planta es la mayor de la provincia de Saada, situada en el noroeste del Yemen y fronteriza con Arabia Saudí. Los bombardeos de la coalición árabe iniciaron el pasado jueves contra los hutíes y en defensa de la legitimidad del presidente yemení, Abdo Rabu Mansur Hadi.