dublín - Los Gobiernos británico e irlandés celebraron ayer que el Sinn Féin haya reiterado su apoyo a la Policía norirlandesa, después de que la detención de su presidente, Gerry Adams, hiciera tambalear su lealtad hacia el cuerpo y pusiera en peligro el proceso de paz. La formación republicana lanzó un durísimo ataque contra la Policía norirlandesa (PSNI) desde el mismo momento en que el pasado miércoles arrestó a su líder por el asesinato de una mujer católica cometido por el ya inactivo Ejército Republicano Irlandés provisional (IRA) en 1972.
Adams, quien mantiene su inocencia, fue puesto el domingo en libertad sin cargos e insistió en que su detención es fruto de una conspiración de un sector de la PSNI y de radicales unionistas que buscan dañar el proceso de paz y al partido en las elecciones locales y europeas de este mes.
No obstante, subrayó su apoyo a la PSNI, después de que el Sinn Féin llegase a amenazar con retirarlo si acusaban a Adams por el citado asesinato, lo que seguramente hubiese provocado la caída del Gobierno autónomo de Belfast, de poder compartido entre católicos y protestantes.
"efecto muy desestabilizador" La ministra británica para Irlanda del Norte, Theresa Villiers, aseguró ayer que un giro del Sinn Féin en ese sentido "hubiese tenido un efecto muy desestabilizador" sobre las instituciones norirlandesas.
Tras la firma del acuerdo del Viernes Santo en 1998, que puso fin a casi 30 años de conflicto armado, el proceso democrático avanzó con dificultades por las reticencias de los republicanos para reconocer la autoridad de la Policía y el sistema judicial de la región irlandesa.
Cuando por fin el partido de Adams dio ese significativo paso en 2007, se sentaron las bases para que la formación republicana y el mayoritario Partido Democrático Unionista (DUP), liderado entonces por el reverendo Ian Paisley, decidieran compartir el poder. La enviada del Reino Unido en la región irlandesa reveló ayer que Londres y Dublín se han mantenido en "estrecho contacto" durante los cuatro días que Adams permaneció detenido ante la posibilidad de que la crisis se agravara.
Los primeros ministros británico e irlandés, los conservadores David Cameron y Enda Kenny, respectivamente, mantuvieron el domingo una conversación telefónica para analizar la situación, señaló Villiers. "Ambos Gobiernos -señaló la ministra británica- comparten mi opinión sobre lo importante que es, pase lo que pase con este caso, que los partidos de Irlanda del Norte continúen trabajando para asegurar que las instituciones de Gobierno funcionan eficazmente".