Simferopol (crimea) - Crimea aún sigue siendo a todos los efectos territorio ucraniano, pero apenas ya hay rastro de la bandera nacional, que ha sido reemplazada por la tricolor rusa, mientras sus habitantes hacen cola para solicitar el pasaporte de la "Madre Rusia". "Lleva seis meses, aunque la Duma rusa ha prometido que simplificará los trámites. Los requisitos son haber cursado estudios en una universidad rusa o que alguno de tus padres haya nacido en Rusia", aseguró ayer Valia, una mujer de unos 30 años.

Los que esperan en la cola frente al consulado ruso en Simferopol, capital de la república autónoma ucraniana, no son refugiados que huyen de una posible guerra contra Kiev, sino rusos étnicos que simplemente desean ser ciudadanos del vecino país.

Mediada la tarde siguen llegando personas interesadas en conocer los requisitos para formalizar la correspondiente solicitud, mientras otros preguntan medio en broma, medio en serio: ¿Dónde regalan pasaportes rusos? Kiev está cada vez más lejos de Crimea, con la excepción del edificio de la asamblea parlamentaria de la minoría tártara, que mantiene contra viento y marea su lealtad a las autoridades ucranianas, lo que le ha granjeado las iras de las autoridades prorrusas locales. "Los tártaros están escondidos como ratas en sus madrigueras", asegura un cosaco que viste gorro de piel, el tradicional bigote y cara de pocos amigos.

Precisamente, el líder de los tártaros, Refat Chubarov, denunció ayer que varios centenares de cosacos de la región rusa de Krasnodar ya han cruzado la frontera y se encuentran en territorio de Crimea, donde se proponen patrullar las calles.

Otros mil quinientos veteranos de la Guerra de Afganistán procedentes de Rusia llegaron ayer a la península bañada por el mar Negro, supuestamente para "prestar apoyo moral" a las milicias populares locales.

Al mismo tiempo, hombres de todas las edades acudieron ayer a la plaza de Lenin de la capital crimea para enrolarse en las patrullas de Autodefensa. "Debemos garantizar el orden en las calles. La policía no es suficiente. Hay muchos provocadores que son enviados por Kiev para causar desórdenes", aseguró Vladimir, activista del partido Unidad Rusa, cuyo líder es el primer ministro crimeo. Tras mostrar un documento de identidad, estampar su firma y escribir un teléfono de contacto, los voluntarios, todos de origen ruso, entran a engrosar las filas de las milicias populares, cada vez más numerosas. "Kiev quitó la anilla de la granada, cuando dijo que detendría a aquellos que hablaran en ruso. Ahora, ya no hay marcha atrás", señala el activista.