ROMA. El papa Francisco pidió a todos que se unan a un grito por la paz en Siria y que así se lo trasladen a los gobernantes. "Sí, queremos", dijo ante más de 100.000 personas reunidas en la Plaza San Pedro por la vigilia celebrada con motivo de la Jornada de Ayuno y oración por la paz en Siria, en Oriente Próximo y en el mundo entero convocada este sábado en el invocó "la ayuda de Dios, bajo la mirada materna de la Salus populi romani, Reina de la paz".

El pontífice animó a gritar que sí es posible la paz. Asimismo, advirtió a todos los hombres y las mujeres de buena voluntad a mirar la Cruz en la que, según precisó, "la violencia no se ha respondido con violencia, a la muerte no se ha respondido con el lenguaje de la muerte" sino que "en el silencio de la Cruz calla el fragor de las armas y habla el lenguaje de la reconciliación, del perdón, del diálogo, de la paz". En esta línea, Francisco pidió que "que se acabe el sonido de las armas" ya que "la guerra significa siempre el fracaso de la paz, es siempre una derrota para la humanidad" y animó a gritar a todos los cristianos junto a los hermanos de las otras religiones, todos los hombres y mujeres de buena voluntad que "la violencia y la guerra nunca son camino para la paz".

"Que cada uno mire dentro de su propia conciencia y escuche la palabra que dice: Sal de tus intereses que atrofian tu corazón, supera la indiferencia hacia el otro que hace insensible tu corazón, vence tus razones de muerte y ábrete al diálogo, a la reconciliación; mira el dolor de tu hermano y no añadas más dolor, detén tu mano, reconstruye la armonía que se ha perdido; y esto no con la confrontación, sino con el encuentro", insistió el pontífice al finalizar su homilía. También recordó el árbol de olivo colocado en la Plaza de Mayo de Buenos Aires plantado por él junto a los representantes de diferentes religiones en el año 2000 para pedir que no hubiera más caos evocando el relato bíblico de los orígenes del mundo y de la humanidad.