el cairo. El Gobierno egipcio está estudiando disolver legalmente la cofradía de los Hermanos Musulmanes, el mayor grupo social y político del país. En una rueda de prensa, el portavoz del Consejo de Ministros, Sherif Shauqi, explicó que el Ejecutivo analiza adoptar esta medida "a través de medios jurídicos". La iniciativa partió del primer ministro del Gobierno provisional, Hazem al Beblauih, quien ayer envió su propuesta al ministro de Asuntos Sociales, el departamento encargado de registrar las asociaciones y organizaciones no gubernamentales. "Está siendo estudiado en la actualidad", señaló Shauqi.

Ilegalizado en 1954 por el presidente Gamal Abdel Nasser y oficialmente prohibido pero tolerado durante décadas, el movimiento islamista se registró finalmente el pasado marzo como organización no gubernamental, después de que un comité judicial consultivo indicara la falta de estatus legal de la cofradía. Asimismo, cuenta con un brazo político legalmente registrado, el Partido Libertad y Justicia, creado en 2011 tras las revueltas que provocaron la caída del rais Hosni Mubarak.

Pero el golpe de Estado perpetrado por los militares contra el presidente islamista Mohamed Mursi abrió de nuevo una caza de brujas contra la Hermandad. El mandatario depuesto se halla detenido desde entonces en un lugar desconocido, mientras que varios líderes del movimiento han sido arrestados. Y en las calles sus seguidores, que piden el retorno del presidente y su gobierno elegido en las urnas, están siendo duramente reprimidos por las fuerzas de seguridad. El actual ejecutivo interino, que ascendió al poder tras el golpe de Estado, enmarca su actuación en una supuesta "guerra contra el terrorismo" y acusa a los manifestantes islamistas de ser "fuerzas extremistas".

"Lucha contra el terrorismo" En una comparecencia ante la prensa, el asesor presidencial para Asuntos Políticos, Mustafa Higazi, señaló que el pueblo egipcio salió a las calles para levantarse contra el "fascismo teocrático" de los Hermanos Musulmanes. "Hablamos de un Estado y de un pueblo que están sufriendo un ataque, una guerra de desgaste por parte de las fuerzas extremistas que solo pueden ser calificadas como terroristas", indicó Higazi, quien vinculó a la organización con la actividad de grupos yihadistas en la península del Sinaí.

Para el asesor presidencial, las acampadas de Rabea al Adauiy y Al Nahda en El Cairo, desmanteladas el pasado miércoles por la fuerza, "no pueden ser descritas como pacíficas, ya que en ellas se cometieron tortura, asesinato de civiles, incitación a la violencia...". "El Estado ganará esta batalla y fundará un estado democrático civil", prometió.

Higazi culpó a la Hermandad de que no se lograra una solución pacífica debido a la "testarudez" de sus dirigentes. Respecto a la afirmación previa de que el Ejecutivo estudia la ilegalización de los Hermanos Musulmanes, Higazi se limitó a decir que no hay esfuerzos para disolver ninguna organización, pero que "toda organización que trabaje en Egipto tiene que estar legalizada con medidas jurídicas para que actúen dentro del marco de la ley".

Por su parte, el primer ministro del Gobierno provisional, Hazem al Beblaui cerró la puerta de la reconciliación a "quienes tengan las manos manchadas de sangre". "No habrá reconciliación con quienes tengan las manos manchadas de sangre, con quienes hayan levantado sus armas contra el Estado o contra los ciudadanos", manifestó Beblaui. Asimismo, aseguró que su Ejecutivo está intentando "allanar el camino hacia la democracia, con una Constitución de consenso y una ley electoral transparente".

La Hermandad Musulmana, fundada en 1928 por Hassan al-Banna, es en estos momentos una organización de amplia base social -cuenta con un millón y medio de miembros- que lucha por un Estado islámico basado en la sharia y defiende los métodos no violentos -la violencia, según la Hermandad, solo es legítima para defender una tierra musulmana de un ataque extranjero-. La cofradía ha servido asimismo de inspiración a otros movimientos homónimos como el de Siria, principal grupo de oposición durante la dictadura de Hafez al-Asad, o Jordania, así como a los palestinos de Hamás.

Durante el reinado de Hosni Mubarak se convirtieron en el principal grupo de oposición, tiempo en el que vivieron entre la represión, la prohibición y la semitolerancia por parte del régimen. En las elecciones parlamentarias de 2005, por ejemplo, los Hermanos Musulmanes llegaron a conseguir una quinta parte de los escaños presentándose bajo candidaturas independientes. Sin embargo, en 2010, ninguno de sus candidatos logró hacerse con un escaño en unas elecciones consideradas fraudulentas por la mayor parte de la comunidad internacional. Además, Mubarak metió en prisión a cientos de militantes pacíficos de los Hermanos Musulmanes.

Tras la caída del rais, la cofradía ganó las primeras elecciones democráticas bajo las siglas de su brazo político, el Partido Libertad y Justicia. Pero la inexperiencia de su presidente, Mohamed Mursi, y sus formas autoritarias encendieron de nuevo la mecha en la calle. Sin embargo, su mayor "error" fue tratar de recortar el poder del Ejército, la institución que realmente ostenta el poder en Egipto.