RABAT. Según dijo a Efe Carmelo Ramírez, presidente de la Federación Estatal de Instituciones Solidarias con el Sáhara, que viaja junto a Josefa Milán, concejala del Ayuntamiento de Telde, y la periodista Laura Gallego, la Policía marroquí les obligó a abandonar El Aaiún, capital administrativa del Sáhara Occidental, media hora después de llegar a la ciudad.
Los tres españoles llegaron esta mañana a El Aaiún en un autobús desde la ciudad marroquí de Agadir, y se dirigieron a la vivienda del activista Hasana Duihi, miembro de la Asociación Saharui de Víctimas de los Derechos Humanos (ASVDH).
"Unos 20 policías de paisanos tocaron a la puerta, nos quitaron el pasaporte, nos dijeron que inmediatamente recogiésemos las cosas y nos metieron en un taxi rumbo a Marrakech", comentó Ramirez, quien añadió que "no nos han dado ninguna explicación".
Además de estos tres españoles, fuentes consulares españolas -que recibieron la información de la Policía y la Gendarmería marroquíes- explicaron a Efe que hay un grupo de ocho españoles que fueron conducidos en la tarde-noche de ayer desde El Aaiún a Agadir y otro de diez que fueron enviados a Marrakech.
Las autoridades marroquíes insistieron en el hecho de que "no están detenidos", pero no dieron ninguna razón que justifique su expulsión del territorio de la ex colonia española.
Ninguna fuente oficial marroquí ha querido hacer alusión a los hechos, pese a los requerimientos de los medios de comunicación.
A los españoles hay que sumar un grupo de cuatro noruegos, miembros de las juventudes de dos partidos políticos de su país, que también fueron expulsados ayer y conducidos hasta Agadir, según explicó a Efe uno de los cuatro, que se identificó como Kris Hallingstad.
Las expulsiones se han producido por policías vestidos de paisano, y en casi todos los casos expresaron a los implicados su intención de sacar del territorio a los extranjeros "por razones de seguridad" ante un previsible aumento de la tensión en los próximos días.
La mayoría de españoles pertenecen a movimientos de solidaridad con el pueblo saharaui, y concretamente al Movimiento de Solidaridad Brigadista, según explicó a Efe Jefferson Cárdenas, uno de los expulsados.
Tanto Cárdenas como Hallingstad coincidieron en su relato de los hechos: fueron conminados a abandonar el territorio del Sáhara, introducidos en grandes taxis que llevaban la instrucción de continuar su viaje hasta Agadir sin parar, llevando escolta policial al menos durante una parte del camino, y luego depositados en Agadir con aparente libertad de movimientos.
Mañana se cumple el segundo aniversario del desmantelamiento del campamento de Gdaim Izik, que comenzó como un acto de protesta social y terminó como un acto de reivindicación independentista saharaui. Aquel suceso, que se saldó con 13 muertos (11 de ellos policías marroquíes), fue el más grave registrado durante décadas en el territorio saharaui.