RÍO DE JANEIRO. Los ataques del crimen organizado que han provocado el pánico en Río de Janeiro desde el pasado sábado se intensificaron esta madrugada con el incendio de cuatro autobuses y nueve automóviles, así como con el tiroteo a un puesto policial, informaron fuentes oficiales.

La nueva ola de ataques, que no dejó víctimas, se registró pocas horas después de que la policía reforzara visiblemente su presencia en las calles y realizara operaciones en al menos 17 favelas para combatir a las organizaciones de narcotraficantes acusadas de la violencia.

Con los nueve ataques registrados entre la noche del martes y la madrugada de hoy subió a 18 el número de incidentes violentos ocurridos desde el pasado sábado.

Las autoridades de la ciudad que será una de las sedes del Mundial de fútbol de 2014 y que albergará los Juegos Olímpicos de 2016, los atribuyen a una reacción de las bandas de narcotraficantes que han sido expulsadas por la policía de las favelas que controlaban.

Como en las ocasiones anteriores, los atacantes fuertemente armados, algunos de ellos con fusiles, bloquearon vías importantes de la ciudad, asaltaron a los ocupantes de los vehículos y le prendieron fuego a los automóviles en medio de la calle.

Los ataques de esta madrugada se extendieron por varios distritos de la región metropolitana de Río, incluyendo los municipios de la llamada Baixada Fluminense y la vecina ciudad de Niteroi.

Tres autobuses fueron incendiados en la Baixada Fluminense y otro en la avenida Vicente de Carvalho, una importante vía en el norte de la ciudad.

Los delincuentes también le prendieron fuego a nueve vehículos en los municipios de Duque de Caxias y Niteroi, y en Recreio dos Bandeirantes, un barrio del oeste de Río de Janeiro.

Igualmente atacaron a tiros una cabina policial en Duque de Caxias, pero el agente que estaba en su interior salió ileso gracias a que la estructura tiene vidrios blindados.

Además de aumentar su presencia en las calles y de solicitarle al Gobierno federal refuerzos en las vías de acceso a la ciudad, la policía desplegó ayer operativos en al menos 17 favelas en las que murieron dos supuestos narcotraficantes y fueron detenidos otros ocho.

El secretario de Seguridad Pública de Río de Janeiro, José Mariano Beltrame, aseguró que los ataques fueron ordenados desde cárceles de máxima seguridad por los jefes de la principal organización criminal que actúa en la ciudad.

Beltrame agregó que bandas rivales de narcotraficantes declararon una tregua entre ellas para responder con violencia a la política del gobierno regional de ocupar policialmente las barriadas pobres que antes eran controladas por los pistoleros.

El funcionario anunció que la justicia autorizó el traslado a presidios federales de máxima seguridad en estados distantes de Río de Janeiro de ocho presos que serían los jefes de las bandas que han ordenado los ataques.

Ante el clima de terror que se apoderó de la ciudad, la Secretaría de Seguridad Pública negó que tenga informaciones de que cerca de 600 kilos de dinamita que fueron robados en dos asaltos este mes en los estados de Sao Paulo y Río Grande do Sul pudieran ser usados en atentados terroristas.