eL Clase E de Mercedes-Benz incorpora a su reparto una variante híbrida enchufable que concilia la austeridad de los motores a gasóleo con la profilaxis medioambiental de los eléctricos. Es la versión 300de, capaz de aunar el esfuerzo de un diésel 2.0 de cuatro cilindros (194 CV) y el de un bloque eléctrico (122 CV); unidos a la transmisión 9G-Tronic alcanzan un rendimiento conjunto de 306 CV. Esta fórmula de impulsión armoniza las cualidades de ambas motorizaciones, consiguiendo altas prestaciones, bajo impacto medioambiental y un coste de utilización comedido; el de adquisición no lo es tanto (desde 67.400 euros). La casa alemana anuncia un gasto medio ideal 1,7 litros a los cien en el 300de, lo que supone expeler un mínimo de 38 g/km de CO2; la batería permite rodar unos 50 km en modo exclusivamente eléctrico, sin emisiones, a un máximo de 130 km/h.
Así pues, la nueva propuesta parece especialmente adecuada para personas que alternan frecuentes desplazamientos en entornos urbanos y largos viajes por carretera. Es en uno y otro escenario donde esta versión de la señorial berlina hace gala de sus mejores cualidades. Su facultad para rodar únicamente con impulsión eléctrica (hasta 54 km la berlina, 52 la carrocería familiar Estate) abarata las evoluciones entre calles; también permite eludir las restricciones a la circulación de algunas ciudades gracias a la etiqueta ambiental 0.
Una vez en carretera, el motor eléctrico actúa como apoyo al diésel. La interacción entre ambos propicia rebajar consumos y emisiones, además de recuperar energía en la batería. Esta tiene 13,5 kWh, capacidad muy superior a los 6,4 kWh de la generación anterior. Puede reponer su contenido en hora y media de conexión a un punto rápido gracias al cargador incluido a bordo, con 7,4 kW de potencia.
El comportamiento dinámico de esta interpretación del Clase E es intachable. Al sigilo y la impetuosidad inherentes a los coches eléctricos - marca un 0-100 km/h de 5,9 segundos y limita su velocidad a 250 km/h - suma la elasticidad y la frugalidad propias de los diésel. La combinación brilla gracias al aplomo y al confort de marcha habituales toda la gama.
Pero además de a personas comprometidas con la movilidad sostenible y proclives a las prestaciones, el 300de encandilará a los adictos la tecnología. Le permitirá disfrutar enredando con las cuatro posibilidades de respuesta que brinda el gestor del sistema motriz (Hibryd, e-Mode, e-Save y Charge) y con las cinco modalidades de conducción propuestas por el vehículo (Economy, Comfort, Sport, Sport Plus e Individual). El coche, que reacciona de manera diferente según la selección de su usuario, puede detectar y asumir las distintas variables del tráfico, de la orografía, de los sistemas de ayuda a la conducción, etc. Consigue, por ejemplo, alterar el nivel de retención motriz en las deceleraciones cuando hay densidad circulatoria. También está en condiciones de adecuar sus reacciones a las circunstancias cambiantes de la ruta programada en el sistema de navegación. Además, el modelo incorpora un asistente Eco que da indicaciones para propiciar una conducción más eficiente.
El Clase E 300de está disponible en formatos sedan y familiar, que parten de 67.400 y 70.100 euros respectivamente. Por tanto, se coloca al menos 12.600 euros por encima del E 220d (194 CV), pero solamente cuesta 2.100 más que la versión equiparable E350d (286 CV). La interpretación híbrida es un 10% más pesada que esta - alcanza 2.060 kilos - y ve reducido el volumen del maletero de 540 a 400 litros a causa de las baterías.