Ya a mediados de este mes de mayo, miramos con más ganas que nunca la llegada del ansiado verano. Una estación ideal para disfrutar en compañía de infinidad de actividades con calor y buen tiempo. Es una época en la que solo hay algo que puede arruinar un plan perfecto a nuestros pies: estrenar calzado nuevo.

A pesar de todo, no cabe duda de que llevar nuevas prendas se trata de una sensación de lo más placentera. Por lo tanto, es posible lucir zapatos y dejar de lado las molestias en los pies siguiendo una serie de trucos sencillos.  

Calzado de primavera-verano Freepik

Seis trucos prácticos

Para aprovechar al máximo el nuevo calzado, nada como seguir seis consejos con los que nos olvidaremos del dolor de pies

Prevenir mejor que curar

Para ahorrar males mayores, y a sabiendas de que ciertos calzados pueden provocar heridas en nuestros pies, lo mejor es curarse en salud. Por ello, aplicar un poco de esparadrapo, que es resistente durante horas y horas, nos ayudará a evitar rozaduras. 

Aunque no es el remedio más estético, es mucho más eficaz que una simple tirita. En el caso de que no optes por el esparadrapo, puedes probar con uno de seda (hipoalergénico, resistente y transpirable).

Cremas de pies

Las cremas para pies son una buena respuesta para fortalecer la piel e hidratar las zonas agrietadas y secas. Lo mejor es hacerse con una con un 20-40% de urea y aplicarla la noche anterior a ponerse tal calzado, para que los pies estén resistentes y elásticos. 

A modo de terapia inmediata, puedes cubrir los pies con un plástico después de haberte aplicado la crema para que penetre mejor.

Masaje nocturno

Cuando se habla de tacones o sandalias nuevas, los expertos recomiendan hacerse un masaje reparador cada noche para recuperar en la planta de los pies ese volumen que amortigua el impacto de llevar calzado. 

Para ello, basta con hacerlo durante 20 segundos con una crema de pies eficiente. Adicionalmente, exfoliar la piel hasta 3 veces por semana tras un baño caliente de 20 minutos es muy beneficioso. 

Los pies son la base de soporte del cuerpo, donde “empiezan y acaban” las funciones de nuestro aparato locomotor. Peakstock

Los polvos mágicos

Una de las razones por las que se suelen formar ampollas y rozaduras en verano es el sudor. Ante esta situación, resulta fundamental mantener los pies lo más secos posible y así minimizar el impacto de fricciones y heridas.

Por eso, el mejor remedio es aplicar polvos, con o sin talco, sobre la planta del pie, en el empeine y entre los dedos cada cierto tiempo. Si lo prefieres, puedes llevar un bote pequeño contigo para usarlo en cualquier circunstancia. 

Todo un clásico 

Seguramente te suene familiar, pero usar cremas como Nivea en los zapatos es una solución muy recurrente si queremos suavizar los pies. 

Una estrategia que también es efectiva para ablandar las tiras de piel que pueden ocasionar rozaduras indeseadas por culpa de la falta de uso. 

Elige el frío

Otro truco tradicional consiste en llenar una bolsa de congelar alimentos con agua hasta la mitad. Después, se introduce dentro de los zapatos nuevos  que resulten apretados, para a continuación meterlos dentro del congelador.

Al congelarse el agua, la bolsa aumentará de tamaño y tendrá el tamaño suficiente. Luego, es importante ponérsela de inmediato para que se adapten a la forma de los pies

El producto estrella

Desde hace años, marcas especialistas en dolores de pie como Compeed ofrecen bálsamos protectores antifricción en formato stick.

Sus fórmulas con textura de cera genera una capa protectora que reduce las rozaduras y el riesgo de heridas. Es decir, hacen que el calzado resbale sobre la piel. 

Comodidad y libre de molestias

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Gracias a estos trucos, además de no sufrir molestias en tus pies, lograrás lucir con orgullo ese calzado nuevo que tanto deseabas. A cada paso que des, caminarás con comodidad y el dolor brillará por su ausencia.

Una mujer calzada con cuñas de esparto descansa en una tumbona. Freepik