Hablando en plata, en 2021 en Estados Unidos hubo un intento de golpe de Estado y desde el 20 de enero se está desplegando algo que se parece demasiado a un régimen autoritario con toques tecnológicos de última generación –uno de estos días tocará hablar del chiringuito que Trump ha montado a Elon Musk en esa especie de gobierno en la sombra dedicado al recorte y que le da acceso a todo tipo de datos–. Esta película la ha resumido estupendamente el propio Donald Trump en ese vídeo que ha difundido generado con inteligencia artificial de la pretendida “Riviera de Oriente Medio” que quiere levantar en Gaza. No busquen subtexto en el vídeo de marras, esta gente no maneja ese tipo de filigranas. Recomiendo fervientemente el plano en el que se ve una inmensa estatua dorada del propio Trump: para qué andarse con rodeos, ha debido de pensar la IA. El culto al líder es un clásico, más viejo que el hilo negro, y no precisamente de las democracias. Francamente, empiezo a no ver manera de soportar este asunto de Trump si no es tirando de humor, aunque sea cáustico, y me ha cruzado la mente una estatua algo más atrevida, tupé al viento a lomos de un caballo rampante... Como dijo aquel, manca finezza... Que se lo pregunten a Zelenski, después del show que vivió el viernes en la Casa Blanca. Y lo más terrible es que ya nada sorprende.