La otrora plaza de toros de Vistalegre, hoy palacio multiusos y arena, en el castizo y madrileño distrito de Carabanchel, acogió el pasado fin de semana a una pléyade de grandes figuras de la ultraderecha mundial. El recinto reunió a algunos de manera presencial, y a otros, los más inteligentes, a través de videoconferencias, bajo el contexto de Viva 2024, una suerte de festival repleto de groupies de la fachosfera y consagrado a las ideas, maneras y discursos ultramontanos. En esa cita en el coso, en la que el presidente argentino, Javier Milei, la lió parda, hubo un alavés ilustre que actuó como anfitrión y maestro de ceremonias: Santiago Abascal hijo. El presidente de Vox y, según su Linkedin, salvador oficial del reino, tiene pasado como procurador en las Juntas Generales de Álava, como parlamentario en el Parlamento Vasco y al frente de áreas sin funciones muy concretas –pero sí con sueldos lustrosos– del Gobierno de la Comunidad de Madrid capitaneado por Esperanza Aguirre. En la arena se codeó con nombres sonoros de esa Europa que no cree en la justicia social ni en los valores humanos más esenciales ni en las instituciones europeas que ahora aspiran asaltar urnas mediante. Entre ellos, el alavés no desentonó y fue capaz de soñar que algún día será como ellos.