La Real Federación Española de Fútbol no deja de superarse. El máximo estamento del fútbol estatal vivió ayer un nuevo capítulo de su particular proceso de autodeterioro con la imputación de Pedro Rocha en el Caso Brody a las puertas de ser nombrado presidente. ¿Quién iba a imaginar que la mano derecha de Luis Rubiales durante los últimos años podría tener alguna relación con todos sus trapicheos? Se ve que los 107 miembros de la Asamblea que avalaron su candidatura no pensaban que esto fuera a ocurrir, y si lo sospechaban, les dio exactamente igual, ya que son los mismos que antes apoyaron a Rubiales. La Federación necesita urgentemente una limpieza profunda a todos los niveles, no se puede pretender que un filete podrido sea más digerible por cambiarlo de plato. En el poco tiempo que lleva Rocha en el foco mediático ha demostrado ser tan sirvengüenza como Rubiales tanto en las formas –ayer le empezó a sonar el teléfono mientras fingía estar hablando por él para ignorar a la prensa– como en el fondo, ya que se puso el mismo sueldo que él, superior a los 600.000 euros anuales, estando al frente de la gestora. No sorprende que haya recibido tantos avales, a la Asamblea le interesa que nada cambie para poder seguir chupando del bote. Toma nota, Scorsese.
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