Albania, Argelia, Bosnia, Croacia, Chipre, Egipto, Eslovenia, España, Francia, Grecia, Irán, Israel, Italia, Jordania, Líbano, Libia, Macedonia, Malta, Marruecos, Montenegro, Portugal, Siria, Serbia, Túnez y Turquía. Todos estos países comparten una misma cosa: el mar Mediterráneo. Pero no todos ellos disfrutan de sus costas, de sus atardeceres o de sus cada vez más cálidas aguas. El azul lleva años tiñéndose de rojo. Mientras hay personas que huyen del horror de sus países buscando un futuro mejor al otro lado, otras disfrutan de sus ansiadas vacaciones. Mientras algunas personas sacan beneficio a costa del sufrimiento y desesperación de los que huyen, otras trabajan sin ánimo de lucro para intentar que nadie se quede por el camino. Algunos países e instituciones miran para otro lado y los cuerpos se agolpan en sus profundidades. Mientras haya personas que permitan que pase todo esto, las cálidas aguas del Mediterráneo no dejarán de ser un cementerio de segunda clase. Categoría que se les ha sido otorgada a algunas personas por el mero hecho de su color de piel o su procedencia. Trabajo como el que hacen Open Arms o el Aita Mari son dignos de reconocimiento. Muchas gracias por vuestro coraje y constancia. Ojalá algún día no tengáis que ser tan necesarios.