Estás muy flacucha ¿has perdido peso?; veo que has engordado un poco ¿has cogido unos kilitos?; se te marcan mucho los brazos ¿no te estarás pasando con el gimnasio?; te cuelgan un poco las lorzas ¿has dejado el gimnasio?; no tienes hijos ¿no se te está haciendo muy tarde?; tienes tres hijos ¿no son demasiados?; vas muy maquillada ¿no te has pasado un poco con el rimel?; no te maquillas nada ¿por qué, si estarías más guapa con los labios pintados?; haces topless ¿pero no te importa que te miren en la playa?; llevas una falda bonita ¿pero no es demasiado corta?; te has puesto tacones ¿pero ya sabes andar con ellos?; llevas bailarinas ¿pero no te quedarían mejor unos tacones con esa falda?; te has cortado el pelo ¿no se le han ido un poco las tijeras a la peluquera?; ese bikini es bonito ¿pero no te quedaría mejor un bañador ahora que has dado a luz?; ya has vuelto a trabajar ¿y no te da pena dejar a un bebé tan pequeño con desconocidos?; todavía no trabajas ¿pero si tu hijo ya ha cumplido tres años?... En una palabra, es agotador. Flacas, gordas, altas, bajas, maquilladas, sin maquillar, con hijos, sin hijos... Da igual. Somos mujeres fuertes, luchadoras y decididas, pero también con dudas e inseguridades. Una dualidad absoluta: todas somos motomamis.