Mañana es el día. Blusas y neskas vuelven a las calles de Gasteiz. Tres años después nada es igual. No lo somos ninguno de nosotros. Este tiempo nos ha cambiado y, pese al optimismo de los balcones, no siempre para mejor. Pero hay algo que ahora sí hacemos mejor. No sé cuánto durará pero hoy por hoy la mayoría disfrutamos más del momento y de la compañía de los nuestros. Y de eso van celebraciones como la del 25 de julio, día de Santiago. Las cuadrillas se reencontrarán por fin tras una espera demasiado larga. Habrá ausencias y en su honor se brindará entre recuerdos, risas y alguna lágrima. Salud. Es un hecho que la pandemia no ha terminado y que la fiesta volvió hace tiempo. Esta misma noche muchos la pasarán de bar en bar buscando el amanecer. Quien más, quien menos ya ha vivido celebraciones, ha asistido a bodas o conciertos y las reuniones entre amigos y familiares han vuelto a llenar las agendas. Pero mañana vuelve algo más que una fiesta. San Prudencio fue un ligero anticipo. Y el 4 de agosto llegará la catarsis a Gasteiz como hemos visto hace unos días en la vieja Iruña. Lo que revive de la mano de neskas y blusas es una forma de celebrar en comunidad, de compartir el festejo entre todos los gasteiztarras y con quienes nos visitan. Vuelve, en definitiva, una parte de lo que somos.