Incansable saltador de sigla en sigla que acaba de fichar por Vox para ir de número 3 a las elecciones europeas: Menudo carrerón, el suyo. Empezó nada menos que en la Joven Guardia Roja (de tendencia maoísta), de donde pasó al PSC-PSOE, que abandonó para afiliarse al PP en el que militó hasta que su carácter irresistiblemente voluble lo llevó a Ciudadanos. Cuando fue marginado por la dirección del ya prácticamente extinto chiringuito naranja, se cruzaron apuestas sobre cuánto tardaría en tocar a la puerta de Abascal. No ha sido demasiado, como se acaba de certificar. Por supuesto, en cada ocasión que ha mudado de sigla, se ha cuidado mucho de aterrizar en un lugar con sueldo institucional adosado, como vuelve a ser el caso. Suponemos que esta vez se quedará porque más allá de Vox solo está la pared.
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