Muy querida y, además, admirada compañera en este oficio de tinieblas: Solo un par de horas después de conocerte, cuando llegaste con 19 años a la emisora en que me tocó hacer las labores de jefe, supe que estabas llamada a ser una de las grandes. No mucho tiempo después, alguien con infinitamente más galones y más experiencia que yo, Iñaki Gabilondo, tuvo exactamente la misma impresión. Desde entonces no has dejado de crecer, practicando un periodismo de muchísimos quilates. Ya lo demostraste poniendo las peras al cuarto a Díaz Ayuso en el canal de la autonomía que dirige. Eso te costó el puesto. Ayer volviste a hacerlo, retratando como mentiroso a Feijóo, que pronto podría ordenar que te den boleto. Lo sabías y no te arrugaste. Olé.